La localidad estadounidense de Crandon, al norte del estado de Wisconsin, se prepara hoy para velar y enterrar a las seis personas que fueron asesinadas este fin de semana por Tyler Peterson, un adjunto del "sheriff" del Condado de Oconto.
Peterson, de 20 años, se convirtió en la víctima número siete de los hechos después de que agentes de las fuerzas especiales (SWAT) de la policía le dispararon ayer.
Los hechos ocurrieron a las 03.00 hora local del domingo (07.00 GMT) cuando Peterson entró en una fiesta en una casa del pueblo, de dos mil habitantes, y disparó indiscriminadamente contra los asistentes.
Las víctimas mortales tenían edades comprendidas entre los 14 y los 20 años y eran estudiantes de secundaria en el Crandon High School.
Otra víctima permanece en estado crítico como consecuencia de los disparos recibidos, informaron fuentes locales.
Los colegios de la zona fueron cerrados hoy en señal de duelo por lo ocurrido.
Por el momento se desconocen las razones que llevaron a Peterson a disparar en la fiesta.
Jenny Stahl, madre de Lindsay, una chica de 14 años que se encuentra entre los fallecidos, indicó hoy a la cadena estadounidense de televisión CNN que no ha asumido todavía la muerte de su hija.
"No lo quiero creer. Estoy esperando a que alguien me despierte. Sólo tenía 14 años e iba a cumplir 15 el mes que viene. Estaba empezando a vivir. Lo más triste es quién la mató: ¡un policía! Se supone que son gente que te debe proteger y resulta que ha sido uno el que le ha quitado la vida a mi hija", señaló entre lloros Stahl.
Algunos medios de comunicación estadounidenses señalan que entre las víctimas podría estar una novia del asesino.
El "sheriff" de la localidad, Keith van Cleve, tiene previsto reunirse hoy con el fiscal general de Wisconsin J.B. van Hollen para tratar lo ocurrido.