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Rumbo al Centenario | Los Repatriados de Torreón

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Ilhuicamina Rico M. [email protected]

Introducción: Torreón es una ciudad llena de historias de inmigrantes, pero también tiene muchos relatos de repatriados. Hoy que vemos cómo miles de mexicanos son deportados de los Estados Unidos a nuestro país, es importante señalar que no es un fenómeno nuevo, sino uno que se ha repetido muchas veces. Cuando la economía crece en el vecino país del norte, aumenta la demanda de mano de obra, y es necesario contratar a miles trabajadores extranjeros, sobre todo mexicanos. Al venir la crisis nuestros compatriotas son vistos con desprecio y se les considera una amenaza, por lo que son enviados de regreso a México. He encontrado varias deportaciones masivas de compatriotas en diferentes épocas, pero la situación más dramática fue la que ocurrió en los años treintas, de la cual la ciudad de Torreón, fue un testigo de estos hechos. El impacto de estos acontecimientos inspiró a Diego Rivera en 1931, a pintar un cuadro con el título de “Repatriados en Torreón”.

REPATRIADOS

Entre 1930 y 1933 el gobierno americano repatrió a miles de mexicanos, no sabemos con exactitud cuántos, según algunos datos fueron alrededor de 400 a 500 mil personas. Las redadas, por lo general se hacían en lugares públicos donde eran aprehendidos los mexicanos sin la posibilidad de poder presentar alguna clase de documento. En una de éstas, realizada en Los Ángeles, California, la policía rodeó un parque del centro donde concurrían muchos hispanos, capturando alrededor de cuatrocientas personas, entre adultos y niños, en una hora.

A la situación de nuestros compatriotas, se suma el hecho de ser tratados como criminales; eran enjuiciados, debido a que la internación ilegal en Estados Unidos era un delito desde 1929. Así ocurrió el seis de abril de 1931 cuando un jurado reunido en El Paso, Texas, sentenció a diversas penas, a la mayoría de los 150 mexicanos que fueron aprehendidos en esa ciudad, con pretexto haber entrado al vecino país sin llenar los requisitos legales.

Los repatriados pasaban algunos días en la cárcel y luego eran enviados por ferrocarril a las ciudades fronterizas de donde eran expulsados a México. La mayoría de compatriotas se concentraron en El Paso, de donde pasaron a Ciudad Juárez para ser enviados hasta sus lugares de origen. Estos viajes eran otro tormento. El Excélsior, informó que 25 niños y adultos murieron en el tren de repatriados en su viaje a la frontera.

Al llegar a Ciudad Juárez, pasaban varios días vagaban por la ciudad hasta que las autoridades mexicanas se acordaban de ellos y los ponían en trenes para enviarlos a sus lugares de origen o donde pudieron encontrar trabajo. Miles de ellos pasaron por Torreón, donde llegaban en condiciones verdaderamente lamentables, un reportero local describió las condiciones en que venían:

Llegó ayer a esta ciudad procedente de los Estados Unidos, cerca de 200 repatriados quienes deben haber proseguido su marcha rumbo al sur del país, en las primeras horas de la madrugada de hoy. Las condiciones de miseria en que vienen nuestros compatriotas son sencillamente inenarrables y entre los repatriados que pasaron por la ciudad, venía un pobre demente acompañado de su madre, una señora como de cuarenta años permanentemente envejecida, quien dijo que el hombre había enloquecido por el hambre.

No siempre había alimento suficiente para repartir entre los repatriados. Así sucedió e 29 de marzo de 1931 cuando el municipio junto con las cámaras locales, había venido auxiliando a cientos de familias procedentes de Estados Unidos, proporcionando alimento en la Casa de Beneficencia de La Laguna a más de 400 compatriotas, quedando sin comer otros tantos debido a la falta de recursos, se informó que al día siguiente se contaría con una mayor cantidad de mercancías para auxiliar a esta gente.

En Torreón se llevaron a cabo por lo menos dos “Fiestas para los Repatriados” celebradas en el Estadio Revolución, organizadas por el Comité Pro Repatriados, con el fin de conseguir fondos para transportar y auxiliar a millares de compatriotas que venían en la mayor miseria del extranjero.

“VOLUNTARIOS”

No todos los repatriados eran deportados por las autoridades americanas, muchos preferían regresar a México en forma “voluntaria”. Por lo general, los desempleados preferían juntar su pertenencia, subirse en sus autos y volver a su tierra con toda su familia, antes de sufrir las terribles redadas y volver con las manos vacías y sin saber su destino. Algunos de ellos informaron a la prensa “que en algunas fábricas de esa nación, hay letreros advirtiendo en términos despectivos que ya no se necesitan mexicanos sino únicamente obreros norteamericanos”.

Los “repatriados voluntarios” en 1932, formaron largas caravanas motorizadas que se desplazaban a distintos lugares del país para volver a sus lugares de origen. En esa época México casi no contaba con caminos pavimentados, los cuales apenas se habían empezado a construir, por lo que tenían que viajar por caminos malos y peligrosos, algunos venían armados para defenderse de los ladrones y animales salvajes. Sabemos que la mayoría se dirigieron a Guanajuato, Michoacán, Querétaro, y Jalisco, siendo auxiliados en su trayecto por las autoridades, Cámaras de Comercio y hombres de negocios, con alimentos, gasolina, aceite y todo lo necesario para sus autos.

Un ejemplo fue la familia Marqués quien con otras tres viajaron en caravanas a sus pueblos de origen en sus carros cargados con sus pertenencias. Ellos llevaron consigo armas para su protección, ya que habían oído rumores de familias que fueron atacadas y muertos atacados por lobos.

Conclusión:

Aun cuando algunos encontraron trabajo en los nuevos distritos de riego como don Martín, el Mante y otros, muchos de los “repatriados” jamás pudieron adaptarse de nuevo al medio de la patria, especialmente los que habían nacido en el país del norte y así, cuando éste volvió a resurgir bajo la administración del presidente Franklin Delano Roosevelt, se aventuraron a emigrar nuevamente, volviendo a sus antiguos lares.

La repatriación de los treintas es calificada por los mismos americanos como un acto ilegal, cruel e inhumano. Kevin Johnson, profesor de leyes de la Universidad de California dice al respecto: “La vasta mayoría de ellos eran trabajadores legales, porque era sencillo entrar legalmente”. Fue tal el grado de discriminación, que llevó a algunos políticos a ofrecer una disculpa pública por estos incidentes, como el Estado de California, donde en 2005 aprobó El Acta de Disculpa por el Programa de Repatriación de Mexicanos en la Década de los Treintas, de esta forma reconocieron oficialmente que estas deportaciones fueron anticonstitucionales. Hoy todavía muchas personas esperan una disculpa pública del gobierno americano sobre el incidente de los repatriados de los treintas.

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