¿Cuántos secretos se guardan por amor? ¿Es válido? ¿Callar para proteger a los tuyos, aunque estés enviando al infierno a otros? Complicado responder… creo que está íntimamente vinculado con el tipo de amor que conozcamos o, mejor dicho, los valores a los que tengamos enlazados el amor.
Esta semana vi una miniserie danesa que lleva por título “Los secretos que guardamos”, se centra en la desaparición de Ruby, una niñera filipina que llega a Europa, por el famoso programa de Au Pair, a cuidar a un “niño” (más bien adolescente) de una familia de millonarios, que tienen como vecinos a una pareja que también tienen un hijo adolescente y una bebé recién nacida. Sus casas están muy cerca, pero pareciera que vivieran todos juntos.
Como sólo son seis capítulos, el conflicto se presenta de inmediato: la niñera desapareció; sin embargo, hay un diálogo crucial en todo esto. Una noche antes de desaparecer, Ruby le pidió ayuda a la vecina y ella, por no meterse en problemas, no quiso escuchar lo que la muchacha tenía que decirle.
La trama se desarrolla tratando de encontrar, y confundiendo al espectador, sobre quién sería el responsable de la huida y muerte de la joven niñera. Te deja ver el mundo de empresarios acaudalados, abogados exitosos, mujeres bellísimas ocupadas en sus negocios, ejercicio y belleza, desvinculadas de sus hijos (porque pare eso tienen a las “Au Pair”) y pubertos descubriendo su sexualidad, sintiéndose más arropados con las personas que los cuidan que con sus familiares directos, entonces, cualquiera resulta sospechoso. No puedo decirles quién es el asesino, pero sí podemos reflexionar sobre los secretos que guardamos o, mejor aún, sobre las personas que adoptamos en nuestras vidas, haciéndolas parte de nuestra familia, nuestra casa, nuestra intimidad. ¿Por qué? Tal vez la demanda es mucha, tal vez siempre hemos requerido ayuda, hemos cedido ciertas actividades, pero ¿cuáles son los riesgos?, ¿qué tanto podemos confiar? Quiero preguntarte: ¿Realmente guardamos secretos? ¿Cuántos te has reservado completamente sin compartir con ninguna persona? ¿En quién podemos confiar? Las madres son capaces de guardar los secretos más obscuros de sus hijos (como en la serie), finalmente están protegiendo una extensión de ellas mismas.
Te invitaría a que reflexionemos juntos sobre cuántas personas han entrado a tu casa, han pasado por tus oficinas, te han visto llorar (no llorado contigo), con cuántas te has mostrado vulnerable al contarles tus deseos, tus miedos, tus tropiezos, ¿con cuántas personas has sido realmente honesto en un momento crítico?, ¿qué hicieron para merecerlo?, ¿por cuántos filtros pasaron?, ¿cuántas de esas personas, hoy, no son parte de tu vida? Debemos tener cuidado, porque hay mucho poder en los secretos que guardamos