
¿Quién fue Graciela Fernández, la primera esposa de Chespirito y madre de sus seis hijos?
Con el estreno de la bioserie Chespirito: Sin querer queriendo en HBO Max, el público ha vuelto la mirada hacia una figura poco conocida pero fundamental en la vida de Roberto Gómez Bolaños: Graciela Fernández Pierre, su primera esposa y madre de sus seis hijos. Interpretada por Paulina Dávila en la serie, Graciela emerge como una presencia clave en los años formativos del ícono de la comedia mexicana.
De origen argentino, Graciela conoció a Roberto cuando tenía apenas 15 años y él 22. El encuentro ocurrió en la colonia Del Valle de la Ciudad de México y, según quienes los conocieron, fue un flechazo inmediato. Su relación comenzó en la década de 1950, aunque no se casaron sino hasta 1968. Para entonces, ya eran padres de varios hijos.
Durante más de 20 años, Graciela fue mucho más que una compañera sentimental. Estuvo presente en giras, sets de grabación y reuniones creativas. Se convirtió en una figura querida por el equipo de producción y también aportó ideas que marcaron la estética de los personajes. Uno de los detalles más recordados es que fue ella quien confeccionó el primer traje del Chapulín Colorado.
Del matrimonio nacieron seis hijos: Cecilia, Marcela, Paulina, Roberto, Teresa y Graciela. Aunque solo uno de ellos —Roberto Gómez Fernández— siguió activamente los pasos de su padre en la televisión, todos han sido parte del legado familiar de distintas formas.
Sin embargo, la historia entre Graciela y Chespirito no tuvo un final feliz. En su libro autobiográfico, Sin querer queriendo, el propio comediante reconoció que la relación “se había ido deteriorando paulatinamente”, en paralelo al surgimiento de su vínculo amoroso con Florinda Meza. Las infidelidades comenzaron en los años 70, y el matrimonio con Graciela terminó en divorcio en 1989, tras más de tres décadas de relación.
Después de la separación, Graciela optó por mantenerse alejada de los reflectores. Según sus hijos, vivió ese proceso con profundo dolor, pero en silencio. Falleció el 29 de agosto de 2013, a los 84 años, en un entorno privado y sin que se hicieran públicos los detalles sobre las causas de su muerte. Sus hijos compartieron mensajes emotivos en su honor.
Hoy, gracias a la bioserie que revisita los orígenes de uno de los humoristas más influyentes de América Latina, la figura de Graciela Fernández resurge con la dignidad que merece: como el pilar silencioso de un hombre que cambió para siempre la historia de la televisión.