
Candelaria Rivas sorprende al ganar un maratón de 63 km sin previo entrenar/ Especial
La reciente victoria de Candelaria Rivas en un maratón de 63 kilómetros ha causado asombro tanto en la comunidad deportiva como en la opinión pública. Sin seguir un plan formal de entrenar, la corredora indígena rarámuri logró imponerse a atletas profesionales, reafirmando el legendario espíritu de resistencia de su pueblo.
Una tradición que corre en la sangre
Originaria de la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, Candelaria Rivas creció en un entorno donde correr largas distancias es parte de la vida cotidiana. En lugar de zapatillas deportivas, utilizó huaraches tradicionales y ropa típica de su comunidad, manteniendo vivas las costumbres que han hecho célebres a los rarámuri en todo el mundo.
Aunque no siguió rutinas modernas de entrenar, su preparación física se forjó en las actividades diarias: caminar por senderos montañosos, cargar leña y recorrer grandes distancias para llegar a otras comunidades. Este estilo de vida, combinado con su fortaleza mental, fue clave para resistir el exigente recorrido.
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Más que una victoria personal
Para Candelaria Rivas, la competencia fue una oportunidad para visibilizar a su comunidad y demostrar que el deporte no siempre depende de instalaciones de alto rendimiento o planes de entrenar profesionalizados. Su triunfo ha sido interpretado como un homenaje a generaciones de corredores rarámuri que han transmitido su legado sin que las modas deportivas borren sus raíces.
En entrevistas posteriores a la carrera, la atleta aseguró que su principal motivación no fue ganar, sino “honrar a mi gente y a mi tierra”. Este mensaje resonó en redes sociales, donde su historia se compartió miles de veces y despertó admiración internacional.
El impacto cultural y deportivo
Expertos en deporte y antropología coinciden en que casos como el de Candelaria Rivas son un recordatorio de que la resistencia física no siempre proviene de métodos de entrenar tradicionales. La conexión con la naturaleza, la alimentación natural y la fortaleza cultural son factores que influyen profundamente en el rendimiento humano.
Su hazaña también plantea un debate sobre cómo integrar los saberes ancestrales en la formación de atletas contemporáneos, y cómo proteger las costumbres de comunidades como la rarámuri frente a la creciente comercialización del deporte.
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Hoy, Candelaria Rivas no solo es una campeona de maratón: es un símbolo de orgullo indígena, resistencia y autenticidad. Su historia inspira a mirar más allá de las pistas y gimnasios, hacia un modo de vida que convierte cada paso en un acto de identidad.