¿Qué problemas surgirían si Canadá se integrara a Estados Unidos?
Desde hace meses la política expansionista de Donald Trump ha apuntado al norte, en reiteradas ocasiones ha expresado su deseo que Canadá se convierta en una entidad de Estados Unidos y lo mismo con Groenlandia.
Este martes, luego de lanzar una nueva batería de aranceles ahora sobre las exportaciones canadienses de acero y aluminio, su mensaje fue “La única cosa que tiene sentido para Canadá es convertirse en nuestro querido 51 estado. Esto haría todos los aranceles, y todo lo demás, desaparecer totalmente”.
En enero pasado, una encuesta reveló que 10 % de los canadienses apoyarían que su país se uniera a los Estados Unidos, mientras el 90 % se declaró en contra.
Un canadiense entrevistado por la Radio Canadá Internacional (RCI) comentó que “significaría que tendría acceso a trabajos, acceso a riqueza, acceso a un pedazo de tierra del que ahora no tengo acceso”.
El economista Jim Stanford dijo a la RCI que a comparación de Estados Unidos, los trabajadores ganan más que el promedio e incluso pagan menos impuestos pese a que su sistema de salud es gratuito y tienen otros beneficios públicos.
Stanford señaló que por el contrario, la integración con Estados Unidos haría que todo se volviera más caro y Canadá se volvería un "deprimente remanso de agua estancada".
El columnista Grant Wyeth planteó para el Lowy Institute que anexar a Canadá como un estado entero sería “una enorme amenaza a su propio peso dentro de la república”.
Sería el estado más grande, con mayor población y la segunda economía más grande, detrás del estado de California. Es por ello que propuso que las provincias de Canadá se unieran como estados separados.
Otro factor es que las provincias que integran Canadá son muy independientes, incluso del gobierno central, por lo que según Wyeth habría una fuerte resistencia dentro de Estados Unidos que se volvería el nuevo “cobrador de impuestos”.
Otro factor sería la idiosincrasia de los votantes canadienses comparado con los de Estados Unidos, ya que mientras los primeros apoyan la diversidad de partidos políticos, los segundos “están sometidos” a creer que su sistema político los llevará a solo dos partidos, en este caso el Demócrata y el Republicano.
Otra crítica es si Estados Unidos se volvería un país bilingüe, considerando que los ocho millones de canadienses que hablan francés son aún menos que las personas que hablan español y aún así no está claro si tendrían derecho a hablar el idioma en el Congreso, o relacionarse con su gobierno en francés e incluso si tendrían derecho a que casos en cortes federales fueran tratados en su idioma.
Una negativa a los derechos ganados alimentaría el separatismo de Quebec, a lo que vuelve la cuestión si Estados Unidos permitiría un referéndum para determinar su soberanía; a la lucha por los derechos también están los de las Primeras Naciones, las comunidades indígenas que habitan Canadá y que ya tienen establecidos determinados derechos culturales, sociales, políticos y económicos que tendrían que pelear nuevamente ahora con Washington.
Un análisis por el medio Politico ofreció un panorama más positivo para Estados Unidos, en primera instancia se plantea que los canadienses votarían por el partido Demócrata, y al integrarse como un estado y no dividido como planteaba Wyeth, esto les daría lugares en ambas Cámaras del Congreso y el Colegio Electoral.
El partido Demócrata es la oposición al Republicano de Donald Trump por lo que el gobernante perdería terreno en el Congreso y en el Colegio Electoral acortaría los votos requeridos para elegir presidentes.
