El clima, que tanto condiciona el ánimo como el apetito, ha jugado a favor de las panaderías de la región. Tras semanas de calor intenso que ahuyentaron el gusto por el pan, las recientes lluvias y el descenso en la temperatura han devuelto el apetito por lo cálido, lo dulce, lo crujiente, y el horno volvió a encenderse con fuerza.
Pedro Ávila Aguilera, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (Canainpa), celebró que las ventas, que habían caído hasta en un 40%, han logrado recuperarse con este respiro climático.
“Este clima ha sido un respiro que nos permite solventar nuestros costos, impuestos y cuotas de seguridad social, que cada vez son más elevados”, comentó.
El líder del sector señaló que, por el momento, no se contempla un aumento en los precios del pan, gracias a la estabilidad en los precios de las materias primas. Actualmente, el pan dulce se oferta en promedio a 14 pesos y el pan francés a 12 pesos.
Otro tema que preocupa al gremio es la competencia desleal por parte de panaderías informales o “piratas”, las cuales elaboran y venden pan sin cumplir con las normativas sanitarias. Esta práctica representa una pérdida estimada del 10 al 15% para los establecimientos formales. A pesar de ello, Ávila Aguilera destacó que la clientela sigue prefiriendo el pan tradicional elaborado bajo estándares de calidad e higiene, incluso en panaderías donde el cliente puede entrar hasta el horno para elegir su producto.
Actualmente, Canainpa agrupa a 80 socios entre panaderías y pastelerías, que mantienen viva la tradición del pan hecho con esmero, apostando por la calidad y la confianza del consumidor para mantener a flote el sector. En tiempos de clima impredecible y economía volátil, el horno sigue siendo refugio y sustento.
La esperanza: que las nubes sigan cubriendo el cielo, y que el aroma del pan siga invitando a los ciudadanos a entrar a las panaderías.

Lluvias traen aroma a pan recién horneado: repuntan hasta 30% las ventas