
La primera imagen del ADN: el legado invisible de Rosalind Franklin
Un día como hoy en 1920, nació una mujer que dejó una huella imborrable en la historia de la ciencia y la genética gracias a su inteligencia y perseverancia.
Hablamos de Rosalind Franklin quien fue una importante química británica que tuvo un papel fundamental en uno de los descubrimientos más trascendentales en la ciencia: ver cómo es la estructura del ADN, demostrando que tiene forma de doble hélice.
Aunque su contribución fue inicialmente ignorada y hasta atribuida a otros científicos, hoy en día es reconocida como una de las pioneras esenciales en la comprensión de la genética moderna.
¿Cómo fue su trayectoria académica?
Desde temprana edad, Rosalind sabía que quería dedicarse a la ciencia. A pesar de las barreras que le puso la sociedad patriarcal, logró entrar al Newham College de Cambridge, donde estudió química-física, graduándose en 1941. Cuatro años después obtuvo su doctorado en la misma universidad, con una investigación sobre la química física del carbón y el carbono.
Después se mudó a París, donde trabajó en el Laboratorio Químico Estatal junto con Jacques Méring; entre 1947 a 1950 estudió la tecnología de difracción de rayos X, una herramienta clave para su futuro gran descubrimiento. Esta técnica consiste dirigir rayos X a una muestra cristalina y analizar el patrón que forma la radiación al dispersarse.
En 1951, Franklin se incorporó al Laboratorio de Biofísica del King's College de Londres como investigadora. Allí comenzó a aplicar la difracción de rayos X al estudio del ADN, un campo que en ese entonces era todavía un misterio. En sus primeras investigaciones, demostró que el ADN tenía una estructura helicoidal y descubrió aspectos clave sobre su densidad y composición química. Gracias a su precisión, logró tomar la famosa Fotografía 51, una imagen de gran nitidez que reveló información crucial sobre la forma del ADN, sentando las bases para el modelo de la doble hélice; sin embargo su descubrimiento pasó por problemas.
¿Qué problemas atravesó su descubrimiento?
La falta de reconocimiento fue uno de los mayores problemas que atravesó, ya que su trabajo fue realizado en un contexto marcado por el sexismo donde se menospreciaba la labor de las mujeres en áreas tradicionalmente “masculinas”.
Otro problema para Franklin fue su relación tensa con algunos de sus colegas, particularmente con Maurice Wilkins, quien también trabajó en el King’s College. Sin su conocimiento, Wilkins mostró la Fotografía 51 a James Watson, quien, junto con Francis Crick, estaba intentando descifrar la estructura del ADN.
La información obtenida de la fotografía les ayudó a desarrollar su famoso modelo de doble hélice del ADN, por el cual Watson, Crick y Wilkins fueron reconocidos en un artículo publicado en la revista científica The Nature en 1953. En la misma edición de la revista, Rosalind Franklin y su doctorando Raymond Gosling, publicaron un artículo sobre sus fotografías, con la famosa 51, y, demostrando su honradez científica, y personal; pero sin tener el mismo reconocimiento ni autoría de los tres científicos.
Por si fuera poco en 1962 Watson, Crick y Wilkins recibieron el Premio Novel de Medicina, mientras que años antes Franklin había muerto en 1958 por cáncer de ovario sin tener la oportunidad de ser parte de este reconocimiento y mostrar la verdad de sus contribuciones.
¿Cómo se descubrió la verdad y qué legado trajo a la ciencia?
El verdadero papel de Rosalind Franklin en el descubrimiento de la estructura del ADN comenzó a revelarse tras la publicación del libro La doble hélice (1968) de James Watson. Aunque en el libro minimizaba su trabajo, reconocía que él y Crick habían accedido sin permiso a la Fotografía 51 gracias a Maurice Wilkins. Este dato llamó la atención de historiadores y científicos, quienes revisaron documentos, cartas y publicaciones originales.Se descubrió que Franklin había generado datos esenciales, especialmente mediante difracción de rayos X, que permitieron a Watson y Crick construir su modelo de la doble hélice. Su artículo, publicado en la misma edición de The Nature en 1953, fue clave, aunque en su momento no recibió el mismo reconocimiento.Con el tiempo, investigaciones y biografías demostraron que su contribución fue legítima y fundamental. Hoy, Franklin es reconocida como una figura crucial en la historia de la ciencia y un símbolo de la lucha por el reconocimiento de las mujeres científicas.