
'La historia nos juzgará', declara ministra presidenta Norma Piña
Sin el aplauso de la ministra de la 4T Lenia Batres Guadarrama, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y su primera mujer presidenta, Norma Lucía Piña Hernández, pusieron punto final a una etapa de más de 30 años del Alto Tribunal marcada por fallos históricos y polémicos.
Lo hicieron el mismo día en que se cumplió un año del inicio del histórico paro de labores en el Poder Judicial de la Federación (PJF) contra la reforma judicial del expresidente Andrés Manuel López Obrador, en una sesión abarrotada de colaboradores, llena de nostalgia y con una pifia del secretario de Acuerdos, Rafael Coello Cetina, en la votación sobre un apartado de la impugnación contra la reforma judicial de Yucatán, que pudo alargar la agonía del pleno, duramente vapuleado por el obradorismo.
Tras hora y media de debate, en el que se confirmó la validez de la elección de magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Piña Hernández cerró los trabajos con un mensaje contundente: "La sociedad y la historia juzgarán a quienes hemos juzgado".
Y sentenció: "La congruencia, la ética, el trabajo, la perseverancia, la excelencia, la honradez y la dignidad son y serán la mejor carta de presentación ante el escrutinio de la historia".
En su intervención de despedida, la ministra presidenta refirió que el Alto Tribunal ha recorrido un largo camino para construir su legitimidad, pero "no me corresponde a mí valorar en qué medida ese objetivo se alcanzó, serán nuestras sentencias las que darán cuenta de ello. Serán la sociedad y la historia misma las que juzgarán a quienes hemos juzgado".
Advirtió que mientras "existan mujeres y hombres dispuestos a defender la justicia con integridad, este país tendrá un horizonte de dignidad y de libertad. La Ley fundamental ilumina este horizonte. La Constitución debe seguir siendo esa brújula moral que nos guía, no como un libro viejo, sino como un pacto vivo que exige renovar la lealtad cada día".
Con voz entrecortada, afirmó que la Suprema Corte no es sólo un órgano del Estado, sino la piedra angular de la justicia constitucional, el máximo órgano de la Constitución y un bastión en la defensa de la democracia y las libertades de todas las personas.
"Su legado de precedentes y resoluciones han constituido un sólido bloque protector de los derechos fundamentales, garantizando, además, la progresividad de los derechos humanos", consideró.
Piña Hernández agradeció con un "muchas gracias" a cada uno de sus compañeros de pleno y afirmó que el máximo tribunal del país culmina un ciclo fundamental de la vida pública que inició hace poco más de 30 años, y se escribió con "debates intensos, disensos fecundos y consensos que, lejos de aplacar la diversidad, han fortalecido el núcleo de nuestra democracia".