
Evento. Fernando Fabio Sánchez y Gerardo García Muñoz presentaron de nueva cuenta su libro en el Archivo Municipal de Torreón, los acompañó Jaime Muñoz Vargas en comentarios.
En el año 2010, los investigadores y escritores laguneros Fernando Fabio Sánchez y Gerardo García Muñoz, enfocaron su mirada cinéfila en la creación de un libro que abordara la temática de la Revolución Mexicana en el séptimo arte.
"Es un libro que trata de cubrir todo un ciclo de producción cinematográfica, tanto de ficción como de documental, con temas revolucionarios. Nosotros lo editamos, lo diseñamos, lo imaginamos", comentó Fernando Fabio Sánchez.
La luz y la guerra. El cine de la Revolución mexicana (Conaculta,2010), es el título de este libro compuesto por 12 capítulos que abordan desde el Porfiriato hasta producciones más actuales. El volumen tuvo esta semana una nueva presentación en el Archivo Municipal de Torreón, donde los autores fueron acompañados por el escritor Jaime Muñoz Vargas.
"Abarca cronológicamente desde los inicios de la representación de la Revolución Mexicana, de la representación visual. De hecho, lo primero que se filmó de la Revolución fue antes, lo que se llamaba "las vistas": imágenes que se tomaban, por ejemplo, de Porfirio Díaz, antes de la Revolución. Porfirio Díaz se dio cuenta de que el cine era un poderoso instrumento de propaganda", agregó Gerardo García Muñoz.
Además de los escritores laguneros, la lista de colaboradores del libro resalta por nombres de profesores y especialistas de Estados Unidos, Canadá y México, como Felipe Cazals, Matthew Bush, Ignacio Corona, Jean Franco, Zuzana M. Pick, Adela Pineda Franco, Aurelio de los Reyes García-Rojas, Héctor Domínguez-Ruvalcaba, Stephany Slaughter y Julia Tuñón.
Así se analizan filmes como ¡Que viva México! (1930-1932), de Serguéi Eisenstein (el cual no alcanzó a concluir); Revolución, (o la sombra de Pancho Villa) (1932), de Miguel Contreras Torres; El compadre Mendoza (1933), de Fernando de Fuentes; Almas rebeldes (1937), de Alejandro Galindo; La Adelita (1837), de Guillermo Hernández Gómez y Mario de Lara; El mexicano (1944), de Agustín P. Delgado; Tres hombres malos, de Fernando Méndez (1948); La Cucaracha, de Ismael Rodríguez (1958); El tesoro de Pancho Villa (1954), de Rafael Baledón; La Soldadera (1966), de José Bolaño; Reed México Insurgente (1970), de Paul Leduc; Emiliano Zapata (1970), de Felipe Cazals, entre otras.
El análisis no sólo se queda en las producciones realizadas en México, sino también en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos. Hay menciones especiales para personajes icónicos de la Revolución como Francisco Villa o Emiliano Zapata, así como periodos especiales como la Época de Oro del cine Mexicano o la protesta social durante el mandato presidencial de Luis Echeverría. Aristas que pueden explicar la razón de que el tema de la Revolución Mexicana sea latente en el cine.
"Porque es un vehículo de representación. Están los hechos y sobre los hechos se impone un significado, una interpretación; las películas toman los hechos y los reestructuran de una manera, de acuerdo con una narrativa que el director o la institución que apoya a esa película quiere darle significado. De eso trata el libro: como ocurrió con la literatura, con la novela de la revolución, como la arquitectura, como la pintura en donde se representaba a la Revolución, el cine también hizo lo mismo", concluyó Fabio Sánchez.