
¿Gracias a Maximiliano de Habsburgo, existe el pan bolillo?
El pan bolillo es uno de los alimentos más representativos de México alrededor del mundo, al igual que muchos de nuestros platillos típicos tiene un origen que fusiona elementos autóctonos del país y costumbres de países conquistadores.
¿Cómo marcó el Segundo Imperio Mexicano un antes y un después en la cocina mexicana?
Con la llegada de Maximiliano de Habsburgo a México, hubo muchos cambios y controversias; sin embargo a pesar de las cosas que se pudieron hacer o no, hubo un aporte que fue significativo en la gastronomía mexicana: el pan bolillo.
Junto con el Emperador llegó un panadero de su corte llamado Camille Pirotte, a inicios de 1864 llegó a Guadalajara como voluntario en el ejército francés; le enseñó a las tropas tapatías a elaborar baguette, pero al no contar con levadura se las ingenió para ver de que forma podía hacerlo, hasta que descubrió que si se dejaba a echar a perder la masa logró hacer el pan “birote” (el antecedente del conocido pan bolillo).
El impacto que este tuvo en la región fue enorme, tanto así que existía la regla de regalarlo para que no se vendiera después de 48 horas; ya que se valoraba mucho la frescura y calidad del pan.
Platillos en los que son indispensable el pan bolillo
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Torta ahogada: Este platillo, al igual que su ingrediente estrella; es originario de Guadalajara, Jalisco. Se prepara con un bolillo bañado en salsa de chile de árbol, relleno con carnitas, cebolla y cilantro, luego se baña completamente con la salsa picante, lo que le da un sabor único.
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Capirotada: Este postre es típico en la época de cuaresma. Se corta el bolillo en rebanadas y se coloca en capas, alternando con miel de piloncillo, pasas, nueces, canela, clavos y a veces queso. Se hornea todo junto, creando un sabor dulce y especiado, que refleja esa mezcla de influencias indígenas y coloniales.
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Guajolota: Es básicamente una torta de tamal (ya sea de pollo o de cerdo), que es un desayuno típico de Ciudad de México. La mezcla de texturas lo hace un platillo muy curioso pero a la vez icónico.
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Molletes: En muchas partes de México es un desayuno muy popular; consiste en un pan bolillo a la mitad al que se untan frijoles refritos, guisos y queso gratinado. A pesar de su sencillez es un platillo irresistible.
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Pambazos: Es un bolillo que se sumerge en una salsa de guajillo y se fríe ligeramente. Luego, se rellena con papas y chorizo, y se adereza con lechuga, crema, queso fresco y salsa picante. El resultado es una torta muy sabrosa, jugosa y con un toque crujiente por el bolillo frito.