
La autora lagunera presentó sus libros El Sotol y Pensar a caballo, pensar sobre la almhoada.
La Feria Duranguense del Libro (Fedul) recibió nuevamente a la escritora Ruth Castro, ahora para presentar “Pensar a caballo, pensar sobre la almohada”, una obra íntima, literaria y profundamente personal.
En la presentación, que tuvo lugar una vez más en la Plaza de Armas de la capital, la autora, originaria de Torreón, Coahuila, compartió su voz con el público duranguense tras haber presentado el fin de semana una obra de naturaleza completamente distinta “El sotol: una historia de árido mestizaje”.
Previo a su participación, Castro habló en entrevista sobre la diferencia radical entre ambas publicaciones, no solo en forma y fondo, sino también en su proceso creativo.
UNA OBRA DE ENSAYOS PERSONALES
“Son abismalmente diferentes”, dijo. Mientras “El sotol” parte del rigor de la investigación documental, con fuentes, bibliografía y un enfoque interdisciplinario que abarca desde la botánica hasta la historia cultural del norte del país, “Pensar a caballo, pensar sobre la almohada” se instala en el terreno movedizo y poético de los ensayos personales.
Este último libro reúne 21 textos que, en palabras de la autora, son “bastante híbridos”, pues algunos adoptan la forma de relatos, otros rozan lo poético, y todos parten de una escritura más libre, íntima y literaria. “Es el único género que me permite hacer todas estas cosas”, explicó.
UNA DÉCADA REUNIDA EN UN LIBRO
El proyecto fue escrito a lo largo de más de una década, con textos seleccionados de distintas etapas de su vida, lo que le da una textura de mosaico emocional y creativo.
Por otro lado, “Pensar a caballo, pensar sobre la almohada”, fue ilustrado por María José Ramírez, artista y novelista de la Ciudad de México, lo cual añade una dimensión visual al tono introspectivo del libro.
La obra fue publicada por Editorial Félix, una casa independiente de Xalapa que también colaboró con Castro en la edición de “El sotol”, proyecto que nació bajo el amparo de una beca cultural.
El contraste entre los dos títulos, uno literario, otro de investigación, ha permitido que cada libro recorra caminos distintos.
Mientras que “El sotol” ha despertado el interés de congresos, mezcaleros, universidades y comunidades rurales, por su relevancia como documento sobre el patrimonio biocultural del norte, el segundo ha generado diálogos en círculos de lectura y espacios dedicados a la creación literaria.
Ambos, sin embargo, reflejan un mismo compromiso con la escritura bien hecha, el pensamiento crítico y la voz propia.