
Elon Musk y su relación con las drogas: entre la ketamina, el insomnio y el caos personal
Durante el último año, mientras Elon Musk se convertía en un aliado clave de Donald Trump —apoyándolo públicamente y participando en actos políticos— su consumo de drogas se intensificaba de forma preocupante, según un reportaje de The New York Times. El magnate, de 53 años, tomaba ketamina con frecuencia, a veces a diario, y mezclaba esta sustancia con otras como éxtasis y hongos psicodélicos, incluso en reuniones privadas tanto en Estados Unidos como en el extranjero.
De acuerdo con personas cercanas, Musk cargaba una caja con unas 20 pastillas diarias, entre ellas medicamentos con marcas similares al estimulante Adderall. Él mismo reconoció que su consumo de ketamina le causaba problemas en la vejiga, un efecto conocido por su uso crónico. Aunque públicamente ha dicho que se le receta para tratar la depresión, su comportamiento errático —incluyendo gestos polémicos en eventos públicos y episodios de confusión— ha generado alarma incluso entre sus antiguos aliados.
A nivel personal, Musk enfrenta disputas legales con varias exparejas por la custodia de sus múltiples hijos. La cantante Grimes, madre de tres de ellos, ha expresado preocupación por la exposición pública del menor conocido como “X”, a quien Musk lleva a reuniones políticas de alto nivel. También se conoció que tuvo otros hijos mediante subrogación con la ejecutiva de Neuralink, Shivon Zilis, y con la escritora Ashley St. Clair, esta última negándose a ocultar la paternidad a pesar de una millonaria oferta de silencio.
Musk ha rechazado terapias tradicionales, batalla con el insomnio, el atracón de comida y pasa horas jugando videojuegos o publicando en su red social X. Aunque se mantiene como contratista del gobierno estadounidense a través de SpaceX, se le ha avisado por adelantado sobre sus pruebas antidrogas, según fuentes citadas por el Times.
A medida que sus posturas políticas se radicalizan y sus relaciones personales se fragmentan, varios excolaboradores han decidido distanciarse. “Elon ha sobrepasado cada vez más los límites de su mal comportamiento”, declaró el neurocientífico Philip Low, quien lo conocía desde hace años.
Lo que queda claro en el reportaje es que la imagen pública de Musk como empresario visionario convive con una vida marcada por el consumo habitual de sustancias, inestabilidad emocional y conflictos familiares que se acumulan fuera de los reflectores empresariales.