
El Hotel Sternau de Torreón, testigo de la amistad con Limantour y de celebración por elecciones en EUA
(Segunda de tres partes)
Los inmigrantes franceses avecindados en la Villa del Torreón, Julio y Carlos Sternau, cultivaron amistad e intercambiaban correspondencia postal con José Yves Limantour, quien fuera el Secretario de Hacienda y Crédito Público del presidente Porfirio Díaz.
Limantour, fue el mago de las finanzas que logró el primer superávit en la hacienda pública de México que tanto contribuyó al desarrollo de la economía nacional, su inteligencia financiera inspiró confianza a los inversionistas extranjeros; tenía talento para los números.
Hasta la mesa del influyente y poderoso Limantour en su residencia de la ciudad de México, llegaban los deliciosos y dulces melones laguneros que le obsequiaba por cajas su amigo Carlos Sternau, quien se los remitía desde Torreón mediante el express ferroviario.
En elegante y fino papel membretado, Sternau le escribió a su amigo Limantour una de las tantas cartas que le dirigía y donde le detallaba el regalo adjunto, la transcribo: "Torreón, Coahuila, México 22 de junio 1908. Sr. Lic. José Y. Limantour. México, D.F. Muy Sr. mío y respetable Sr. (sic). Con esta fecha me he permitido enviarle una caja de melones de los que se cosechan en esta ciudad y espero que serán de su agrado. Esperando de su siempre reconocida amabilidad que aceptará mi pequeño obsequio y dándole por ello las gracias, se repite de Ud. su afmo y atto S. S.- Carlos Sternau. Rúbrica".
A vuelta de correo, el árbitro supremo de las finanzas públicas y personaje clave del porfiriato, mediante una epístola, le manifiesta su agradecimiento: "México, junio 25 de 1908. Señor don Carlos Sternau. Torreón, Coahuila. Muy estimado señor: Por sus apreciables líneas del día 22 he quedado impuesto de que se sirvió enviarme por express una caja de melones de los que se cosechan en esa ciudad. Doy a Ud. las más expresivas gracias por el obsequio y con toda consideración quedo de Ud. afmo. y atento S. S.- J Y Limantour. Rúbrica."
En otra carta, Sternau le comunicó a Limantour el envío de un regalo más: "Torreón, Coahuila, México. Julio 9/1904. Señor Lic. Don José Yves Limantour. Ministro de Hacienda y Crédito Público. México, D. F. Muy señor mío: Por el express de hoy tuve el gusto de remitir a Ud. una cajita de cerezas de Oregon, las cuales he de estimar a Ud. se sirva aceptar como un obsequio de su afmo. atto. S.S. Carlos Sternau. Rúbrica".,
INOLVIDABLE REUNIÓN EN EL HOTEL STERNAU
El 3 de noviembre del año de 1908, se celebraron elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América, los candidatos contendientes en las urnas fueron: Por el Partido Republicano, William Howard Taft; por el Partido Demócrata, William Hennings Bryan.
Algunos connotados miembros de la colonia norteamericana avecindada en Torreón, acordaron reunirse en el restaurante del Hotel Sternau para esperar el resultado de los comicios de la Unión Americana, había un gran interés por conocer el nombre del próximo primer mandatario de aquella nación.
Hablaron con los hermanos Sternau para que organizaran en su restaurante un convite consistente en la venta de comida y bebidas, serían sus clientes ese día, los dueños del hotel contrataron un servicio telegráfico especial que cubriría el proceso electoral. Así se conocería rápidamente el nombre del ganador de la presidencia del país más poderoso del mundo.
Los Sternau, desde días anteriores a la reunión, habían ordenado a sus empleados abastecer bien la despensa para la preparación de los guisos y las bebidas que serían servidos a los comensales; no querían imprevistos, podría ser numerosa la clientela como así sucedió.
Y también instruyeron para la ocasión a su cheff de origen francés, para que preparara un variado y exquisito menú compuesto de diversos platillos que eran la especialidad de la casa, suculentos manjares que tanta fama y prestigio le dieron al Hotel Sternau durante su existencia.
Los principales miembros de la colonia americana, radicados en aquellos años en Torreón, trabajaban en importantes firmas industriales y comerciales de la localidad. Tal era el caso de los altos directivos y empleados de la entonces Compañía Metalúrgica de Torreón (hoy Peñoles) y de la Continental Rubber Company (la guayulera).
Los estadounidenses y sus familias, empezaron a llegar elegantemente vestidos al Hotel Sternau desde el mediodía en carruajes tirados por caballos y en vehículos automotores, a partir de las siete de la noche arribarían los primeros telegramas procedentes de la Unión Americana; llegaban unos tras otros, en cascada, con las primeras cifras de los votos emitidos.
La pasión política subía de tono entre la concurrencia. Unos le iban al candidato del Partido Republicano, y otros, al del Partido Demócrata. No faltaron las apuestas.
Los mensajes de los telegramas se reproducían por medio de la luz de una gran linterna, la que proyectaba su imagen sobre una manta de algodón blanca en la que aparecían los textos telegráficos, esta primitiva pantalla se instaló en la planta baja de la negociación hotelera.
Y momentos después, en horas de la noche, llegó el tan esperado telegrama que comunicaba el resultado final de los comicios presidenciales.
El republicano William Howard Taft, obtuvo 7´679,305 votos, contra los 6´408,984 sufragios que logró el demócrata William Hennings Bryan.
El corpulento Taft, hombre de gran estatura, se impuso y ganó la presidencia de los Estados Unidos de América. Un año después -en 1909- se entrevistaría con su colega mexicano el general Porfirio Díaz en las poblaciones de El Paso, Texas y Ciudad Juárez, Chihuahua.
Varias botellas de burbujeante champagne Jules Mumm & Co. Reims y otras del famoso cognac Jas. Hennessy & Co., fueron descorchadas por los meseros del Hotel Sternau, los concurrentes deseaban festejar el resultado de las democráticas y pacíficas elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América. Un grupo musical amenizó con populares canciones mexicanas y norteamericanas el evento.
Y SE EMPALMÓ OTRO FESTEJO
Cuando las manecillas y las resonantes campanadas del reloj marcaron con exactitud las 0.00 horas del nuevo día, 4 de noviembre de 1908, los músicos interpretaron con entonadas voces Las Mañanitas. Era el Día de su Santo de Carlos Sternau; en esta fecha, cada año, se celebra a San Carlos Borromeo.
"El Chale" -así llamaban a Carlos en Torreón- recibió abrazos y frases de felicitación de los asistentes; poseía carisma social por su sencillez. El alegre y divertido sarao se prolongó hasta después de las 3.00 horas de la madrugada. Fue una velada inolvidable.
Los datos de este acontecimiento los extraje, hace años, de una nota informativa publicada por el periódico duranguense La Evolución, correspondiente a su edición del 8 de noviembre de 1908. Los pesquisé en la hemeroteca de la Biblioteca Estatal José Ignacio Gallegos Caballero, ubicada en la ciudad de Durango.
Fue en el año de 1916, cuando el Hotel Sternau fue clausurado por los carrancistas y así cerró sus puertas, después del acalorado pleito que sostuvieron con los propietarios de la firma hotelera por la cuenta de una comida que no pagaron de manera correcta; hecho que narré en el capítulo anterior.
Muy tristes y enfadados, Carlos y Julio Sternau procedieron a vender todos los muebles de su negociación y de su domicilio particular, salieron de Torreón con rumbo a Veracruz para embarcarse a Francia su país de origen de donde jamás regresaron.
(Continuará la próxima semana).