
El calentamiento global ya es una realidad: Fide urge a replantear la estrategia energética tras año récord de calor
Luego de que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmara que 2024 fue el año más cálido registrado en 175 años de observaciones, al rebasar 1.5 grados centígrados de temperatura promedio global, el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE) hizo un llamado urgente a redefinir las acciones frente al cambio climático y exhortó a adoptar nuevas estrategias de adaptación energética, reconociendo que la realidad climática ha cambiado de forma irreversible.
Aunque ya no es posible revertir ciertos efectos del calentamiento global, sí se puede mitigar su avance mediante la eficiencia energética y la generación distribuida, especialmente en hogares y pequeñas empresas. La apuesta se centra en facilitar el acceso a tecnologías limpias como paneles solares y energía eólica, que reduzcan las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y promuevan la sustentabilidad.
Destacó la necesidad de promover enérgicamente la eficiencia energética en el ámbito doméstico, considerada la forma más económica y limpia de energía. La institución resaltó la importancia de articular esfuerzos colectivos entre gobiernos, empresas, instituciones educativas y la sociedad civil para enfrentar el desafío climático con acciones coordinadas y de largo plazo.
El hito climático de 2024 marca la primera vez que la temperatura media mundial excede de forma sostenida el límite de 1.5 grados centígrados establecido en el Acuerdo de París. Aunque dicho acuerdo, adoptado durante la COP21, fijó el objetivo de mantener el aumento por debajo de los 2 grados e idealmente limitarlo a 1.5, los niveles actuales de emisiones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso continúan rompiendo récords, según datos de la Comisión Europea.
La acumulación prolongada de estos gases en la atmósfera ha generado un desequilibrio térmico que sigue exacerbándose desde 1970. Esto demuestra que los compromisos climáticos deben reforzarse urgentemente para evitar consecuencias más severas. En este contexto, se requiere fomentar acciones personales y colectivas que reduzcan la huella de carbono, fortalezcan la resiliencia ambiental y aseguren un futuro sustentable para el planeta.