Después de que bombarderos y submarinos estadounidenses atacaron tres de los centros nucleares más vigilados de Irán —Fordo, Natanz e Isfahán—, surgieron serias dudas en Washington y entre analistas internacionales sobre el paradero del uranio enriquecido del régimen iraní.
Fuentes de inteligencia de alto nivel en Estados Unidos admitieron no tener información clara sobre la ubicación del material nuclear que Irán acumuló en los últimos meses. Tampoco pudieron confirmar si, tras los bombardeos, Teherán mantiene la capacidad técnica para fabricar un arma nuclear.
La inquietud creció luego de que la agencia estatal iraní Mehr informara que el uranio almacenado en la planta de Fordo fue trasladado a otro sitio antes de los ataques. Esta versión fue respaldada por el director del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, quien reconoció la posibilidad de que el material hubiera sido reubicado.
“Todo indica que Irán movió parte crítica de su programa fuera del radar”, declaró Grossi.
Asimismo, fuentes de inteligencia israelíes citadas por The New York Times señalaron que Teherán habría retirado material nuclear de los lugares más obvios, anticipando la ofensiva estadounidense y buscando protegerlo de su destrucción.

Crece sospecha de que Irán ocultó su uranio antes de los bombardeos de EUA