El difunto papa Francisco será sepultado dentro de un féretro sencillo, sellado y marcado con su escudo pontificio en una ceremonia antigua y solemne este viernes en la basílica de San Pedro, y reposará con sus zapatos usados.
La ceremonia fue presidida de forma privada por el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, en el interior de la basílica vaticana una vez que se terminó la capilla ardiente y después de tres días en los que han pasado 250 mil fieles a darle el último adiós.
Francisco ha sido expuesto públicamente dentro de un ataúd sencillo de madera, mientras que hasta Benedicto XVI los papas eran expuestos sobre un catafalco, pero Bergoglio cambió el protocolo.
Pero, después de tres días, este viernes fue el momento de cerrar el féretro con una antigua ceremonia cargada de simbolismo y oración por su alma.
En primer lugar, el maestro de ceremonias colocó un velo de seda blanca sobre su rostro para después rociar el cuerpo con agua bendita mientras los presentes oraban.
Dentro de la caja se introdujo una bolsa con algunas monedas y medallas acuñadas durante el pontificado y un tubo metálico con el acta o 'rogito', sellado y lacrado, que recoge para la posteridad los hechos más relevantes de su vida y de su pontificado.
En este documento, en latín, Francisco es recordado por su sencillez, por su atención a los "últimos y descartados de la sociedad", por su preocupación por el medio ambiente y por su lucha contra los abusos perpetrados por representantes del clero.