Anabel Hernández pierde demanda por Señoras del Narco contra Violeta Vizcarra

Violeta Vizcarra obtuvo una contundente victoria legal contra Penguin Random House, editorial responsable de Las señoras del narco: amar en el infierno, obra escrita por la periodista Anabel Hernández. El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) determinó el 21 de mayo de 2025 que la imagen de Vizcarra fue utilizada sin su autorización en la portada y páginas interiores de la obra, violando sus derechos de imagen.

Este fallo no solo representa una sanción moral para la editorial y la autora, sino también posibles repercusiones económicas significativas: Vizcarra podría recibir hasta el 40% de las ventas netas del libro, cuyo precio en el mercado es de 389 pesos por ejemplar.

Resolución Histórica: El IMPI Protege la Imagen Personal

El caso fue analizado bajo el expediente I.M.C. 2213/2023 (I-346) 27046. Según el IMPI, la fotografía de Vizcarra fue tomada de redes sociales y usada con fines comerciales sin su consentimiento expreso. La defensa de la editorial argumentó que el uso de la imagen estaba justificado por el derecho a la libertad de expresión y el interés público, pero el organismo determinó que dichos principios no amparan la explotación de imágenes personales en productos comerciales.

El fallo también subraya que la publicación afectó la dignidad y presunción de inocencia de Vizcarra, al vincular su imagen con actividades ilícitas sin un sustento judicial.

Primera Victoria Legal Contra “Las señoras del narco”

Es la primera vez que una persona mencionada en Las señoras del narco lleva el caso a instancias legales y obtiene un resultado favorable por uso indebido de imagen. Esta victoria sienta un precedente que podría cambiar la manera en que se elaboran libros que mezclan investigación periodística y temas de alto impacto social.

Además del reconocimiento de derechos, el IMPI impuso una multa superior a 500 mil pesos a la editorial y dejó abierta la posibilidad de que Vizcarra solicite una indemnización económica proporcional a los ingresos generados por el libro.

¿Quién es Violeta Vizcarra?

Originaria de Torreón, Coahuila, Vizcarra nació el 20 de mayo de 1984 y fue parte de concursos de belleza en el norte del país, como la Feria Nacional de Gómez Palacio, Durango, en 2004. Su nombre comenzó a circular en el ámbito mediático por su cercanía con figuras del espectáculo y presuntos vínculos sentimentales con integrantes del crimen organizado.

En el libro, Anabel Hernández la describe como una mujer de doble vida, involucrada sentimentalmente con Arturo Beltrán Leyva, alias El Barbas. Según el texto, Vizcarra habría recibido pagos de hasta 10 mil dólares por encuentro y mantenía contacto con personajes como Pablo Montero, Alejandro Fernández y Alejandro Basteri.

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También se menciona que trabajó como extra en Televisa y TV Azteca, aunque sin alcanzar notoriedad pública hasta ahora.

Repercusiones Legales y Cambios en la Industria

El caso Vizcarra podría redefinir los límites de la libertad de expresión en publicaciones impresas, especialmente aquellas que combinan investigación con relatos de la vida privada de figuras públicas. La resolución del IMPI obliga a la industria editorial a revisar sus prácticas y a asumir mayores responsabilidades legales en el uso de imágenes extraídas de redes sociales.

Este precedente abre la puerta a que otras personas mencionadas en obras similares exijan reparaciones legales si consideran que sus derechos de imagen han sido vulnerados.

Un Punto de Quiebre para el Periodismo Narrativo

El impacto de este caso va más allá de las cifras. Representa un mensaje claro para editoriales, periodistas y escritores: incluso bajo el manto del periodismo de investigación, los derechos individuales deben respetarse. La resolución no solo protege a Vizcarra, sino que podría empoderar a otras personas que se sienten agraviadas por publicaciones que utilizan su imagen sin permiso.

En la intersección entre el periodismo, la literatura y los derechos humanos, este caso ya marca un antes y un después.