UNA RECOMENDACIÓN ESPECIAL
En el transcurso de los años de nuestro bendito trabajo, hemos vivido las más diversas experiencias tanto con los pacientes como con sus propietarios, afortunadamente han sido más abundantes las satisfacciones que los tragos amargos que todo veterinario ha vivido en nuestro maravilloso oficio. No terminaría de narrar las conmovedoras fábulas de estas pequeñas criaturas que escucho agradecer al sanar, y eliminar el dolor y la angustia por lo que están pasando tanto ellos como sus dueños. Me viene a la mente una frase muy acertada recordando a todos mis colegas; "Los Buenos Veterinarios Hablan con los Animales, Los Grandes Veterinarios los Escuchan Responder". Precisamente estas bellas historias fue la causa que me motivó a elaborar mi libro. "El Escribidor de Perros", y compartir todas estas maravillosas historias y anécdotas de perros y gatos, que no fueron elaboradas por mi puño, sino escritas con el corazón.
Durante todo este tiempo dedicado a la clínica de las pequeñas especies, he tenido el gusto de conocer a personas importantes, que son todas las que han cruzado la puerta del consultorio durante décadas para solicitar los servicios de un servidor para atender a sus mascotas. Profesionistas, políticos, militares, amas de casa, niños, religiosas, artistas, deportistas, capacidades diferentes, obreros, empleadas, colegas, amigos, familiares. Todos especiales en su trato, de buenos modales, amables, respetuosos, alegres, responsables, educados, inteligentes, agradecidos, con grandes valores y nobles de corazón, siendo una de las causas principales de su excelente carácter el convivir con una mascota. Creí haber vivido todo durante los años que llevo en mi trabajo, hasta que hace unos días, llegó a la clínica por primera vez un matrimonio joven llevando a "Bom Bom" para estética, la señora fue quien solicitó la información, muy amable aceptó nuestros servicios y lo dejaron para su arreglo, les informé a las horas que pasaran a recoger a su perrito, al caer la tarde llegaron por él, y les informé que padecía una enfermedad en la piel, hice algunas recomendaciones, y llevarlo a consulta si persistía el problema. Al despedirse la señora muy agradecida, con cierta duda y sonriendo me preguntó. ¿Dr. usted es el abuelito de Orlando?, al responder afirmativamente sorprendido por la pregunta, me dice, somos los papás de Zamir, un amiguito del colegio de su nieto, fue quien nos lo recomendó. Agradecí su visita esbozando una sonrisa con gran regocijo.
Al terminar el día aún sonreía mi corazón, mi pequeño nieto orgulloso de su viejo abuelo, me había otorgado la distinción más importante en cuarenta y seis años de profesión. ¡Una Recomendación Especial!