Centros de Justicia y Empoderamiento en Coahuila. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Más de 100 mujeres por día son las que acuden por primera vez a los Centros de Justicia y Empoderamiento en Coahuila, tanto para solicitar apoyo como protección ante hechos relacionados con la violencia familiar.
Deyanira Nájera Muñoz, directora del Centro de Justicia y Empoderamiento para las Mujeres del estado de Coahuila, informó lo anterior y mencionó que en ocasiones se presentan repuntes en cuanto a las personas que reciben, sin que ello sea un indicador de que exista más violencia sino de que hay más conciencia y más mujeres se atreven a denunciar.
"Estamos trabajando de manera continua en estar fomentando lo que es la cultura de la denuncia, que tengan esa confianza de acercarse a las instituciones para que podamos conocer qué es lo que está pasando y poderlas apoyar", expuso. Señaló que existen seis Centros de Justicia y Empoderamiento en el estado.
De acuerdo a los monitoreos que realiza en forma periódica el Consejo Cívico de las Instituciones, la violencia familiar es un delito que se ha mantenido muy alto a partir de la pandemia por COVID, en el año 2020. De un mes a otro prácticamente se duplicó el número de carpetas de investigación en los municipios de la Zona Metropolitana de La Laguna, lo que se atribuyó a temas de aislamiento y salud mental.
No obstante, a cuatro años de que se comenzó con esta medición, este delito se mantiene alto y por encima de la media nacional, según el registro de la tasa por cada 100 mil habitantes, pues en la ZML es de 271.4 y en el país de 144.
La violencia familiar ha crecido exponencialmente, pues de 100 carpetas que se tenían en mayo de 2020, en el más reciente monitoreo se indicó que fueron 2,416.
La violencia familiar ocupa los primeros lugares de prevalencia en Coahuila y la gran mayoría de las llamadas en el número de emergencias 911. No obstante, las políticas públicas han sido insuficientes para reducir este delito, que desde la pandemia ha crecido considerablemente, de acuerdo a las activistas feministas que acompañan a las víctimas, quienes han señalado áreas de oportunidad en términos de la prevención, que no ha sido bien orientada o practicada y requiere fortalecerse, con campañas permanentes de educación.
Otro punto es hacer comunidad, pues no es normal que se escuchen los gritos de la vecina por los golpes de su pareja o el llanto de los niños por la violencia y que los vecinos opten por no hacer nada, cuando es una problemática que afecta a toda la sociedad. Otro aspecto a mejorar es la agilidad en las medidas de protección.