Nosotros DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD Eventos MODA

LA columna DEL PERRO

NO DEJAMOS DESCANSAR A DIOS

Siempre que tenemos un contratiempo mayor, ya sea por cuestiones de enfermedad o algún tropiezo económico grande durante nuestra vida, invocamos la ayuda divina, y eso está bien, lo que pasa últimamente es que por cualquier insignificancia o conveniencia y aun sin fe, no sólo pedimos sino que exigimos la ayuda de Dios, para que se cumpla nuestro capricho o requerimiento momentáneo.

Y lo que es más, le decimos al Señor, al más puro estilo de "Chabelo" que le cataflixiamos, el favor, es decir si me concedes tal o cual cosa, te hago tu rosario, tu danza, tu reliquia, voy a misa, ya no seré tan tranza, voy ayudar a los demás, etc. Y pedimos cosas como, si me ayudas a encontrar a mi perro que se me perdió, ya no lo dejo salir solo a la calle, o si me consigues un novio, guapo, rico y mandilón (aunque no sea guapo) voy a propagar la devoción… si me haces el milagro de pasar el examen (o me das chance de copiar) voy a misa los domingos, si me cuidas cuando voy al antro o si cuidas mi coche nuevo o mi lap, o mi tablet me voy a portar bien.

El problema no es pedirle a Dios, la cuestión es que no nos damos cuenta que de gratis y en automático constantemente recibimos ayuda exterior, sin que nos cueste el más mínimo esfuerzo.

Un caso muy elocuente sobre lo anterior lo ejemplifica un amigo que tengo, un joven muy entusiasta, con mucha energía, quien me comenta casi todos los días, sus vivencias y sucesos desafortunados que le ha tocado vivir, algunos muy fuertes, otros cotidianos y otros más triviales como pueden ser, fíjese que ayer cene unos tacos y me hicieron daño, el lunes choque mi bicicleta contra un poste, ayer no pude dormir, porque me bañe en la noche y me dio un dolor, ayer en la noche me "descalabre" porque tome un atajo hacia mi casa y me pegue en una construcción con una varilla salida de la pared en la mera cabeza, y me dice también a veces, ayer no dormí porque me puse a hacer el aseo en mi casa 2 veces durante la noche.

En la última de sus anécdotas que me compartió, le dije no sabes lo afortunado que eres, ya me imagino la cantidad de trabajo que le das a tu "Ángel de la Guarda" y lo que es mas a Dios mismo, pues no solo necesitas mucha ayuda, sino que la necesitas, la mayoría de las veces de noche, por lo tanto no solo no dejas descansar a Dios, sino que no contento con eso, además lo desvelas.

Me quede pensando después él quien él cuando y el cuanto seremos merecedores de ayuda divina, y si la hemos granjeado con nuestros actos que hacemos a diario el merecerla.

Y ahora para terminar una gota de filosofía:

Dios siempre nos escucha… pero no siempre nos va a decir que sí.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2326142

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx