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Eclipse Total de Sol cautiva a Norteamérica

Los cielos se despejaron a tiempo para darle a los espectadores una vista clara en algunos lugares

Varias personas observan mientras la Luna cubre parcialmente al Sol durante un eclipse solar total, el 8 de abril.

Varias personas observan mientras la Luna cubre parcialmente al Sol durante un eclipse solar total, el 8 de abril.

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Una oscuridad fría descendió el lunes al mediodía sobre América del Norte a medida que un eclipse solar total avanzaba por el continente, deleitando a los afortunados que pudieron contemplar el espectáculo bajo cielos despejados.

El alumbrado público se encendió y fue posible ver planetas luego de que la Luna cubrió al Sol durante unos minutos a lo largo del recorrido. Los perros aullaron, las ranas croaron y algunas personas rompieron a llorar, todo ello parte de la eclipsemanía que se apoderó de México, Estados Unidos y Canadá.

Casi todo el mundo en Norteamérica pudo ver al menos un eclipse parcial, si es que las condiciones climáticas eran las adecuadas.

Fue la mayor audiencia en la historia para un eclipse en el continente: unos 200 millones de personas viven bajo la ruta por donde pasó la sombra o cerca de ella, y gran cantidad de gente acudió de otras partes para verlo. Tendrán que pasar 21 años para poder ser testigos de otro eclipse que pueda verse de costa a costa en el continente, por lo que mucha gente trató de aprovechar esta oportunidad.

NUBES CUBRÍAN TEXAS

Las nubes cubrían buena parte de Texas cuando el eclipse total de Sol comenzaba su trayecto en diagonal sobre tierra, empezando en las costas del Pacífico mexicano, las cuales tuvieron cielos prácticamente despejados, y avanzando por varios estados de Estados Unidos, antes de salir por el Atlántico norte cerca de Labrador, Canadá.

En Georgetown, Texas, los cielos se despejaron apenas a tiempo para darle a los espectadores una vista clara. En otros sitios, las nubes ocultaron parcialmente al eclipse.

"Realmente somos afortunados", dijo Susan Robertson, residente de Georgetown. "Incluso con las nubes como que es bonito, porque cuando se despejan, es como: ¡guau!".

"Nunca olvidaré esto", dijo Ahmed Husseim de Austin, que había anotado el eclipse en su calendario desde hacía un año.

A poca distancia al este de Dallas, los cientos de personas que se reunieron en la zona del centro de Mesquite aplaudieron y silbaron mientras las nubes se abrían pocos minutos antes de que el eclipse alcanzara su fase de totalidad. A medida que el Sol finalmente quedaba cubierto, la ovación se hizo más fuerte, y los presentes se retiraron sus gafas protectoras para presenciar la vista inolvidable de la corona del Sol, y a Venus resplandeciente a la derecha.

Antes del espectáculo del lunes, el norte de Nueva Inglaterra y Canadá tenían las mayores posibilidades de tener cielos despejados, y así fue. Holly Randall, que lo vio desde Colebrook, Nueva Hampshire, dijo que su experiencia del eclipse fue más allá de sus expectativas.

El espectáculo comenzó en el Pacífico antes del mediodía, hora del este de EUA. A medida que el puerto de Mazatlán se oscurecía cuando el eclipse alcanzó su fase total, los rostros de los espectadores sólo estaban iluminados por las pantallas de sus teléfonos.

El suspenso por la incertidumbre del clima incrementó el dramatismo. Pero los cielos nublados matinales en Mesquite no desanimaron a Erin Froneberger, que se encontraba en la localidad en un viaje de negocios y trajo consigo sus anteojos para presenciar eclipses.

Los espectadores del eclipse en el Parque Estatal de las Cataratas del Niágara tuvieron que conformarse con que el día se oscureciera, pero no hubo vistas espectaculares de la corona del Sol. Poco más de una hora después, y con la gente ya desplazándose fuera del parque, el Sol volvió a brillar.

ECLIPSE DEJA LA CAPITAL EN CREPÚSCULO

La capital de Estados Unidos celebró el lunes un festival al aire libre y con variedad de actividades para observar el último eclipse solar total en el país hasta dentro de 20 años, un acontecimiento que convirtió el día de partes de México, EUA y Canadá en una breve noche y que dejó a la capital estadounidense bajo una luz crepuscular.

En Washington, fueron miles de personas las que se reunieron en el extenso parque National Mall, donde el Museo Nacional del Aire y del Espacio organizó una celebración que se prolongó durante cuatro horas con "estaciones" lúdicas para todas las edades, entre las que destacó la oportunidad de observar el eclipse a través de distintos telescopios.

"Estoy muy emocionada, me siento una privilegiada por poder ver el eclipse", dijo desde el parque Alexandra Hopkins, una estudiante universitaria en Washington, originaria de Ohio.

En Washington pudo verse cómo la luna cubría el sol al 89 % y, concretamente, el eclipse fue visible entre las 14:04 hora local (18:04 GMT) y las 16:32 (las 20:32 GMT); con el punto máximo situado a las 15:20 (19:20 GMT).

Ya desde antes de que la Luna empezara a interponerse entre el sol y la Tierra, las amplias zonas de césped del Mall estaban llenas de curiosos con telescopios, familias con niños y grupos de amigos que esperaron la llegada del acontecimiento con refrigerios y comida.

A medida que la hora punta de visualización se acercaba, eran más las cabezas levantadas y, a las 15:20 horas en punto, los gritos y los aplausos de los asistentes se apoderaron del parque.

A diferencia de la mayoría de los puntos del país situados en la franja de totalidad, la meteorología en la capital estadounidense no se interpuso en la visualización del fenómeno, puesto que el cielo no estuvo especialmente nublado en las horas clave.

ATRACCIÓN EFÍMERA A SU PASO POR NUEVA YORK

El eclipse solar se convirtió en una atracción efímera a su paso por Nueva York, una ciudad adicta a las novedades que el viernes vivió su primer terremoto en un siglo y hoy ya lo había olvidado: todas las miradas y las conversaciones se concentraron en el cielo durante unas horas.

La Gran Manzana celebró su eclipse parcial con "fiestas de visionado" en lugares icónicos como el observatorio del Empire State o el Museo Intrepid, y la expectación por el fenómeno astronómico dio lugar a reuniones espontáneas en calles y edificios, desde Times Square hasta la sede central de la ONU.

A las 14:15 hora local, cuando la luna empezó a tapar al sol, el Empire State encendió sus luces y al oeste de Manhattan, en el río Hudson, la cubierta del portaaviones que acoge el Museo Intrepid se llenó de cientos de personas pertrechadas con gafas especiales de usar y tirar.

La cálida espera tras una semana de lluvias fue agradecida por los neoyorquinos, que se relajaron tumbados en el suelo y en el césped de los muelles cercanos hasta ver llegar la "cuasi totalidad" del eclipse parcial -un 90 %-, acompañada de un manto de tenues nubes y de un coro de murmullos.

A las 15:25, hora punta del eclipse parcial, cuando el sol quedó reducido a una uña, una sombra se impuso sobre la ciudad, la sensación térmica pareció bajar unos grados y el silencio se adueñó de la "fiesta de visionado", con la gente obnubilada contemplando un paisaje irrepetible.

Y solo minutos después de que sol volviera, los observatorios, museos, oficinas y hogares volvieron a su rutina, olvidando la urgencia por conseguir unas gafas que solo unas horas antes había generado largas filas para obtenerlas gratis y oportunidades de negocio para los más avispados.

Cientos de personas que se reunieron en Texas aplaudieron y silbaron mientras las nubes se abrían pocos minutos antes de que el eclipse alcanzara su fase de totalidad.
Cientos de personas que se reunieron en Texas aplaudieron y silbaron mientras las nubes se abrían pocos minutos antes de que el eclipse alcanzara su fase de totalidad.
El alumbrado público se encendió y fue posible ver planetas luego de que la Luna cubrió al Sol durante unos minutos a lo largo del recorrido.
El alumbrado público se encendió y fue posible ver planetas luego de que la Luna cubrió al Sol durante unos minutos a lo largo del recorrido.
Casi todo el mundo en Norteamérica pudo ver al menos un eclipse parcial, si es que las condiciones climáticas eran las adecuadas.
Casi todo el mundo en Norteamérica pudo ver al menos un eclipse parcial, si es que las condiciones climáticas eran las adecuadas.
Debido a que tendrán que pasar más de 20 años para poder presenciar de nuevo otro eclipse así, mucha gente trató de aprovechar esta oportunidad.
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