
(VAYRON INFANTE)
La poeta somalí Warsan Shire, escribe en su poema Home: Nadie abandona su hogar, / a menos que su hogar sea la boca de un tiburón; se trata de un verso que describe la realidad de las mujeres migrantes que tienen, aunque no quieran, que salir de su país de origen, porque las condiciones sociales, económicas y políticas las empujan a no quedarse.
Corren hacía la frontera, cargando hijos y el sueño de poder ofrecerles un mejor futuro. Antes esperaban, pero ahora ellas también migran. El dato global, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), es que las mujeres representan el 48 por ciento de los migrantes internacionales a nivel mundial. Cada vez son más las mujeres que migran solas, incluso como jefas del hogar; y Torreón es una zona que registra un alto flujo de expatriadas.
Y ¿por qué migran? la OIM señala tres grandes causas que explican la migración femenina: económicas, sociales y criminales. Por supuesto, dependiendo de cada país, los porcentajes de unas y otras pueden variar enormemente.
Lo cierto es que actualmente se observa una creciente feminización de las migraciones, así lo percibe Concepción Martínez Rodríguez, coordinadora del Centro de día para Migrantes "Jesús Torres"en Torreón, quien informó que sólo el mes pasado registraron a 532 mujeres, que en su mayoría transitan con sus hijos; el centro anotó a 441 menores de edad a finales de febrero. Venezuela, Colombia y Nicaragua, son los países que más las expulsan.
El año pasado se registró una población migrante de 9 mil 4, de ese número, el 50 por ciento representa a mujeres y a niños. “La semana del 26 de febrero al 3 de marzo, cerramos con 904 migrantes en total. De esos, 199 fueron mujeres y 203 menores de edad”, informó Martínez Rodríguez.
Un día después, el 4 de marzo, acudo al Centro de día para Migrantes "Jesús Torres" ubicado en las Julietas, y percibo que el arribo de mujeres con hijos no cesa. Llegan desprendidas de las entrañas de La Bestia. La diversidad de acentos es la sonoridad del lugar que lleva 15 años atento a las necesidades de las (y los) que van de paso.
Son las 10 de la mañana y varias mujeres migrantes siguen formadas a la espera del registro, cuando logran entrar, hasta entonces, pueden tomarse un respiro.
PERFIL DE LA MUJER MIGRANTE
Las observo arribar. Son muy jóvenes y madres. Algunas desayunan los burritos y el café que las voluntarias ya les hicieron llegar, otras toman una ducha, y unas cuantas más descansan mientras observan jugar a sus hijos que también aprovechan la pausa y de manera orgánica juegan con otros niños y niñas migrantes que, quizá, no comprenden el por qué están lejos de casa.
Las edades de mujeres que más registra el centro son entre 20 y 32 años, todas, dice Concepción, cargan con hijos. Algunas caminan hasta con seis. También arriban embarazadas o con bebés recién nacidos.
Una gran proporción tienen como situación conyugal la unión libre, más de la mitad son madres y su principal causa para migrar es por la necesidad de un empleo o para mejorar sus condiciones laborales, reportó el Instituto Nacional de las Mujeres(Inmujeres) en el 2021.
En este contexto también se desplazan abuelas jóvenes de poco más de 50 años, que apoyan a sus hijas o a sus nueras en la travesía de cruzar al otro lado.
A principios del año pasado, la coordinadora del centro identificó un cambio en el perfil del migrante: las jefas de familia comenzaron a migrar con todo su clan. Con pareja o solas, las mujeres han tenido que adoptar ese rol debido a las crisis por las que atraviesan sus países de origen.
La idea anterior fue reforzada por el Dr. Mario Luis Fuentes Alcalá, investigador de la UNAM, en la conferencia El viaje. La frontera está en todas partesque dictó en Torreón a finales de febrero, donde puntualizó que actualmente son familias enteras las que más caminan. “Ya no es esta idea del siglo XX, del hombre que emigra solo. Ahora son familias enteras las que dejan sus orígenes por una acción de sobrevivencia”. En ese sentido, dijo, las mujeres migrantes representan a la población más vulnerada.
Entre los riesgos que enfrenta este sector al migrar se encuentra la violencia de género, secuestros, extorsiones, violaciones, trata de personas, acoso, dificultad para denunciar y acceder a la justicia, y violencia institucional y comunitaria. A esto se suma que las mujeres migran por violencia de género, persecución y amenazas hacía ellas o sus familias, pobreza, desigualdad y discriminación, advirtió el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI) en un reporte del 2023.
Por eso Concepción siente admiración por ellas. “Es una cosa impresionante. Te pones en su lugar y no lo puedes creer. Te preguntas cómo pueden viajar con tantas maletas, embarazadas, sintiéndose mal, merecen todo el respeto y admiración de todas las personas. El deseo de superarse, creo, es lo que las hace sacar fuerza de no sé dónde. (Aquí) han llegado colapsadas porque vienen muy agotadas y porque ya muchas cosas les han sucedido en el viaje. Sin embargo, llegan, se bañan, se restablecen, las ve el médico, se hidratan, y le siguen...son personas que tienen muchas ganas de salir adelante”.
Martínez Rodríguez conoce de primera mano la realidad de las mujeres migrantes. Las ve pasar todos los días cargando el peso de sus mochilas, pero también la responsabilidad de sacar a flote a sus familias. La mayoría, conoceré después, se trata de la primera vez que migran.
EXPATRIADAS DE VENEZUELA
Seis millones de venezolanos han dejado sus hogares, de los cuales un 85 por ciento están en América Latina y el Caribe y sin perspectivas de retorno a corto o mediano plazo. La actual situación en Venezuela representa el mayor éxodo en la historia reciente de la región y una de las mayores crisis de desplazados en el mundo, alerta un comunicado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados de la ONU.
De esos seis millones de desplazados también van mujeres. Me cruzo con tres de ellas en el centro de día: Naucari Beltrán, Dayani Sarabia y Diana de la Os son venezolanas, son mujeres, y son migrantes.
Todas, me cuentan, salieron (buscan llegar a E.U) porque quieren un mejor futuro para sus hijos. Su país está colapsado. No hay comida, no hay educación, no hay trabajo, y en un acto desesperado tomaron lo que más pudieron y se lanzaron al éxodo.
Naucari Beltrán: 28 años, viaja con un su hijo de siete
Salí de mi tierra porque era perseguida, no teníamos derecho a nada. Estudiaba agronomía y producción animal, pero tuve que emigrar. Tengo un mes y medio caminando, vengo sola con mi hijo. La travesía ha sido fuerte, dura. Nosotras como mujeres es más duro, nos exponemos a mucho peligro.Lo más difícil que he pasado es que me discriminen y tener que escapar de la migra. Yo lo único que quiero es un mejor futuro para mi hijo, una mejor educación, una mejor vida. Dejé a toda mi familia en Venezuela, aunque me apoyaron se quedaron tristes. Me comunico cada vez que puedo porque no tengo celular.
Quiero decir que no es fácil por lo que pasamos. En tu país violan tus derechos, no tienes seguridad, vives con miedo de que te pase algo todos los días. En el camino hemos hecho un grupo, somos 12 personas adultas, de esas, cinco somos mujeres, y siete menores, nos hemos ido conociendo y hemos sido como una familia.
Dayani Sarabia 28 años, viaja con tres niños y su suegra
Vengo con tres niños de 4, 5 y 7 años de edad, también con mi suegra, salimos de Venezuela cruzando la Selva. ¿Por qué? Porque allá violan tus derechos humanos, no tienes derecho al voto, ni derecho a una buena alimentación, a una buena salud, mis hijos llegaron a un nivel muy bajo de desnutrición.
Si estás en contra del gobierno te matan, a ti o a tu familia. Es la primera vez que migro, yo no quería salir de mi país. Lo más difícil ha sido la selva y entrar a México, porque aquí no nos dejan subir a las combis y nos toca caminar horas y horas en el sol, te persigue migración, te bajan de la combi, y entonces nos toca dormir en la calle, de noche y no tenemos siquiera para comer. Espero que con la bendición de Dios podamos llegar.
Diana De la Os, 31 años, viaja con dos hijas, de 14 y 9 años de edad, también con su esposo.
Es la primera vez que migro. Salgo por violencia y falta de oportunidades. Si pudiéramos ofrecer una estabilidad a los hijos, uno no sale de su país, porque aunque hay lugares que nos reciben con los brazos abiertos, hay otras partes en donde no nos quieren por ser migrantes.
Mi esposo era oficinista y yo también trabajaba en el área de encomiendas, pero el sueldo no alcanza. Yo apenas terminé el bachillerato, me hubiera gustado ser profesora, pero salimos porque buscamos una estabilidad y brindarle un mejor futuro a nuestros hijos. En Venezuela los niños sólo estudian tres días a la semana porque no hay maestros, no hay dinero para pagarles. Tampoco hay para atendernos la salud.
Veo que ahora las mujeres migran más que antes, como que ahora somos más decididas, ya no nos da miedo, antes, quizá la pensábamos por la selva, pero ahora nada importa con tal de buscar un mejor futuro para nuestros hijos. Porque la realidad es que trabajando un mes completo, en Venezuela usted se compra sólo un cartón de huevo.
Las tres, ese 4 de marzo, coincidieron en el centro de día para migrantes en Torreón. Entre ellas no se conocen, pero llegaron y se irán cargando, como todas las que ahí arriban, con el mismo peso.
A QUÉ SE ENFRENTAN LAS MUJERES MIGRANTES
Al salir del centro manejo con rumbo al bulevar Laguna Sur, y frente a la capilla de Santiago Apóstol me topo con más población de migrantes. Están varados afuera del templo, esperan, no saben qué, pero esperan.
Sobre todo, me dicen Briagni de 28 años, Francis de 36 y Ángeles de 28 (las tres de Venezuela), se blindan de “la migra”. Expresan, ahí tienen prohibido llegar. Las tres van en el mismo grupo donde también va la hija de Briagni de seis años.
Llevan casi dos meses peregrinando en México, un país, que expresan, les ha resultado el más difícil de cruzar por la delincuencia que se vive y que no tiene nada que ver, puntualizan, con el tema de los cárteles sino más bien con la misma migración (institución). “Se supone que migración te tiene que ayudar pero migración te roba”.
El contexto de ellas es el siguiente: son originarias de Venezuela, pero vivían en Colombia porque huyeron de la crisis que se avecinaba en su país, misma crisis que las alcanzó en su nueva morada y que terminó también por ahuyentarlas. Cuando miran atrás no ven más que estancamiento, retroceso y falta de oportunidades pero ahora, con su vista al frente, y en México, observan abusos, corrupción, violación de sus derechos, violencia y discriminación.
Aunque el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador ha pronunciado en distintas ocasiones que México es un país solidario con los migrantes, para las tres venezolanas ha resultado un martirio. “Acá no hay leyes, no hay derechos humanos. La cosa es un desastre desde que entras hasta que sales”.
Cabe mencionar que México tiene la obligación legal y moral, derivada de la Constitución y de los tratados internacionales, de proteger a todas las personas que se encuentran en su territorio, incluyendo a las mujeres que carecen de un estatus migratorio regular, pero las tres migrantes venezolanas se preguntan ¿Cuál es la protección de la que hablan? Si desde que arribaron al país no han sido más que perseguidas por “la migra”, acosadas por las autoridades de los diferentes niveles y despojadas de sus pocas pertenencias.
Francis, por ejemplo, narra que fue detenida por migración y que la despojaron de todo lo que traía, hasta de la ropa. Después, la dejaron, así desnuda, a la deriva en una carretera oscura junto con otros siete migrantes hombres que no conocía.
Según el Instituto Nacional de las Mujeres, México es el cuarto lugar dentro de los flujos migratorios más grandes de mujeres en el mundo con 5.2 millones, sin embargo en el documento Migración y movilidad Internacional de mujeres en México (2023) se puede leer que el año pasado 12 mil 64 mujeres fueron devueltas por la autoridad migratoria mexicana.
Otro dato: en el 2022 se registraron 136 mil 80 eventos de detención de mujeres migrantes entre las que se encontraban 30 mil 781 niñas y adolescentes (IMUMI).
Pero ¿Qué pasa cuando las agarra “la migra”?, las tres venezolanas con las que platico, más que un resguardo, ven a “la migra” como una cárcel. En su caso, fueron despojadas de sus pertenencias: celulares, documentos, ropa, dinero y la poca comida que cargaban.
“Tú quedas como un criminal, te llevan porque disque te están resguardando, pero ¿de qué? si yo dormí en un cuarto sin techo”, pronuncia una de ellas que, además refiere que aunque trajeran comida o dinero para comprarla tenían que esperar a que dieran las 10 de la noche para que las autoridades de migración les hicieran llegar un atún, un agua, un jugo y una galleta, la única comida que les ofrecían al día.
Tanto han padecido su cruce por este país que expresan: “Nosotros vemos a México como si fuera el mismo infierno viviéndolo aquí en la tierra”. Ellas sienten que son un negocio para el gobierno mexicano.
Tienen dos días estacionadas en Torreón porque se les terminó el dinero. Las cuotas para migrar por México son altas, y las venezolanas han tenido que pagar el precio. Afuera de la capilla de Santiago Apóstol, dicen que tienen que esperar, me dicen, no saben hasta cuándo podrán retomar su camino.
¿CUÁL ES EL CONTEXTO EN TORREÓN?
Aunque todas las autoridades deben respetar y reconocer los derechos humanos de los migrantes, según la Comisión de Derechos Humanos: la situación de vulnerabilidad a las que se enfrentan las personas en contexto de migración que ingresan a México aumentó cuando el gobierno mexicano en los últimos años se dedicó a mantener una política migratoria basada en un enfoque de seguridad nacional, llevando a cabo operativos y redadas para detener a las personas migrantes que no contaban con una condición de estancia en el país, esto con la participación no sólo de personal del Instituto Nacional de Migración, sino también de fuerzas policíacas y militares, lo que evidentemente trajo consigo mayor violencia en su contra y, en consecuencia transgresión a sus derechos humanos.
A principios de año, este diarioinformósobre los recorridos que comenzó a realizar, en Torreón, elInstituto Nacional de Migración (INM) cerca de Ferromex en compañía de la Guardia Nacional y otras corporaciones, esto con la intención de detener y amedrentar a los migrantes, entre ellos, según testimonios, a mujeres y a niños.
Cabe recordar que a finales de febrero una mujer de origen venezolano con dos meses de embarazo, que buscaba escapar de “la migra”, perdió la vidaal caer del tren a la altura de la colonia Las Julietas en Torreón, muy cerca del centro de día.
Ante el acoso y la persecución que viven las migrantes ¿Qué han hecho las autoridades al respecto? Para contestar esta cuestión se buscó tener contacto con algún representante del Instituto Nacional de Migración en Torreón, por lo que se acudió a las oficinas ubicadas en el palacio federal, donde se indicó que cualquier información debe ser solicitada a Saltillo, y aunque se marcó a un número proporcionado, no hubo ninguna respuesta por parte de esta dependencia, así como tampoco de la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila.
El único que atendiófue Miguel Urrutia, titular de la Unidad Municipal de Derechos Humanos de Torreón, quién, respecto al tema, enfatizó que desde el año pasado trabajan de la mano con la sociedad civil organizada para atender las necesidades de las y los que van de paso.
En ese sentido, informó que durante el 2023 los elementos de la policía municipal recibieron una capacitación por parte de la Fiscalía Especializadas en Delitos Cometidos en Contra de Personas Migrantes para mejorar la atención y para que los derechos humanos de las y los migrantes sean respetados por los elementos municipales.
“En los últimos seis meses no hemos recibido quejas en contra de los elementos de la policía municipal, por lo que creemos que la capacitación está funcionando”. Urrutia puntualizó que ningún migrante debe ser detenido sino ha cometido un acto ilícito o alguna falta administrativa.Cabe mencionar que la capacitaciones de las que habla Urrutia fueron tomadas sólo por elementos municipales.
Durante la charla que mantengo con las venezolanas Briagni, Francis y Ángeles afuera de la capilla de Santiago Apóstol, somos testigos de cómo una patrulla estatal lleva, en la caja, esposados a dos migrantes “¡Mire, mire!. Así nos llevan, como si fuéramos delincuentes”...
En el reportaje anterior queda expuesto, a través de las voces de mujeres en el éxodo, que actualmente ellas desempeñan un papel indispensable en la dinámica global de la migración, enfrentando desafíos significativos en su travesía de encontrar, para ella y sus hijos, una vida mejor.
532 MUJERES llegaron al Centro de Día Jesús Torres el mes pasado; la mayoría transita con hijos.
20 AÑOS a 32 años es el rango de edad de las mujeres que más registra el Centro de Día.
Las mujeres migrantes tienen, aunque no quieran, que salir de su país de origen porque las condiciones sociales, económicas y políticas las empujan a no quedarse.