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La Web Summit, uno de los mayores congresos tecnológicos del mundo, empezó ayer lunes en Lisboa con récord de empresas emergentes, cerca de 2,600, pero menos inversores que otros años y tras la polémica generada por unos comentarios sobre Israel de su cofundador, Paddy Cosgrave, que acabó dimitiendo como CEO.
Un año más, Lisboa se convierte hasta el 16 de noviembre en la casa de este congreso, que acoge desde 2016 y que en esta edición reúne a alrededor de 70,000 personas de 160 países, según cifras de los organizadores.
Los participantes se hicieron notar a inicio de la tarde alrededor del Altice Arena, el recinto que acoge la feria, donde hacían cola para poder acceder.
Esta edición cuenta con la cifra récord de 2,600 emergentes pero registró una caída de los inversores, con cerca de 900, por debajo del millar que logró atraer otros años.
El congreso arrancará formalmente con el evento de apertura previsto para el final de la tarde de este lunes, que servirá de carta de presentación para la nueva CEO de la Web Summit, Katherine Maher.
Maher, que fue consejera delegada de la Fundación Wikimedia, asumió funciones hace apenas dos semanas después de la dimisión de Paddy Cosgrave, que por primera vez no estará presente en el escenario.