Cultura

Teatro

Tiburón, un viaje a través del teatro

Rodríguez presentó su obra durante la noche de este viernes en el Teatro Isauro Martínez

FOTOS: IMCE

FOTOS: IMCE

SAÚL RODRÍGUEZ

Hace 500 años, el evangelizador español Fray José María de Barahona realizó un viaje marítimo. El misionero embarcó hacia el oeste, motivado por las historias de una supuesta ciudad colmada de oro y plata. No obstante, solo llegó a un banco de arena donde permaneció diez años: la Isla Tiburón.

El periplo de Fray José María de Barahona fue registrado por el sacerdote jesuita Andrés Pérez de Ribas, en su libro “Triunfos de nuestra Santa Fe sobre estas tribus, las bárbaras del norte”. Este volumen fue el detonante para que el artista escénico Lázaro Gabino Rodríguez comenzara a gestar su nuevo proyecto: Tiburón, un monólogo de aproximadamente 65 minutos que es montado por la compañía Lagartijas Tiradas al Sol.

Rodríguez presentó su obra durante la noche de este viernes en el Teatro Isauro Martínez (TIM), dentro del Festival de Monólogos Teatro a Una Sola Voz, el cual es organizado por la Coordinación Nacional de Teatro del INBAL, la Secretaría de Cultura de Coahuila y el Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE).

El actor y director narra que él mismo emuló el viaje de Barahona a la Isla Tiburón, pues intentaba darse una idea de lo que el personaje había vivido. Antes había viajado a Sonora, situación que coincidió con sus estudios de maestría en Antropología, donde se encontró con los textos del evangelizador.

No obstante, el proyecto de este monólogo tiene raíces más profundas, pues forma parte de una iniciativa de mayor amplitud sobre la democracia en el país.

“Este proyecto nace como parte de una serie de proyectos que estamos haciendo en la compañía Lagartijas Tiradas al Sol. Y estamos haciendo un proyecto que se llama La democracia en México 1965-. De lo que se trata este proyecto es que desde 2015 estamos haciendo una investigación sobre qué es la democracia en México, y sobre todo cuáles son las distintas democracias”.

La idea de Tiburón consiste en recrear el viaje de Barahona medio milenio después y contrastar qué vio esa persona totalmente ajena a las costumbres del Nuevo Mundo, y qué significa para alguien de Ciudad de México (en este caso el propio Lázaro) entrar en contacto con los pueblos que actualmente habitan en Isla Tiburón. “Qué significa para él convivir con pueblos que no necesariamente tienen nuestro idioma, que no necesariamente tienen nuestro idioma, y recordarnos siempre que nuestro México son muchos Méxicos”.

En la obra, Rodríguez narra mezclando su propio viaje con el realizado por Barahona, cruza ambas travesías con todo el mosaico de sus detalles, con el objetivo de que el espectador se genere preguntas.

“Lo que intento hacer es poner, a través de estas dos líneas paralelas, que el público pueda contrastar o preguntarse qué ha cambiado en el país, cómo la colonización, este gran choque, esta gran invasión, este evento que consistió en la llegada de los españoles a nuestro continente, ¿cómo es que sigue moldeando de alguna manera nuestra realidad? Esa es casi la pregunta: ¿de qué manera eso nos sigue afectando?”

La confusión es otro efecto clave que se busca. Para Lázaro Gabino Rodríguez, el teatro debe generar dudas en el espectador; esa es la función del arte. “Al principio está muy claro: habla Barahona, hablo yo, y en algún momento no queda tan claro quién es el que está hablando”.

“El teatro, más que dar un mensaje, que intentar decir algo, tiene la capacidad de plantear un misterio y que ese misterio nos haga plantearnos cosas y tal vez solo dudar de lo que estamos viendo, de lo que ya pensamos. Tiene que ver con generar dudas, más que preguntas específicas”.

La poeta canadiense Anne Carson dice que la única regla de un viaje es no volver igual de él. En este caso, Rodríguez también se interna en una especie de travesía, cada que realiza una función de Tiburón. Menciona ignorar si cada que cae el telón se convierte en una persona nueva, no obstante, el viaje real a Isla Tiburón sí lo marcó.

“No lo sé. Me pasó con el viaje que narro en la obra. Fue un viaje muy transformador para mí y del cual regresé de manera muy distinta. Pero, de alguna manera, subir al escenario a montar la obra acaba volviéndose también. Es una obra que hemos hecho alrededor de 70 veces y, como con todas las obra, me gustaría decirte que sí, que cada que subo a un escenario me bajo siendo una persona distinta, pero creo que estaría faltando a la verdad. Uno lo intenta cada vez, pero no siempre sucede”.

Respecto a la elección del monólogo como formato para abordar esta obra, Rodríguez comparte que tiene este formato debido a la naturalidad del mismo. Lo artificial, le parece, es que alguien se pare en el escenario y comience a hablar como si nadie lo estuviera viendo.

“Me parece que el monólogo es la manera natural de la comunicación humana. Cuando alguien está en una cena y va a contar un chisme que le pasó, algo que le sucedió normalmente, lo narra en forma de monólogo. Me parece que sí es lo natural. Es la manera en la que organizamos la información y las experiencias que adquirimos en el mundo. Entonces, yo tengo una relación muy cercana con el monólogo, porque creo que así vivo bastante mi vida”.

1709092
FOTOS: IMCE

Leer más de Cultura

Escrito en: teatro

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Cultura

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

FOTOS: IMCE

Clasificados

ID: 2217990

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx