Reescribir la historia requiere de valentía y amor, mucho amor por lo que uno es. Ya que vendrán toda una oleada de cuestionamientos, de señalamientos, de miradas de incomprensión y de total rechazo. Por eso no es fácil hacer esto y mucho menos en los terrenos que está dedicados a ciertos sectores del público.
¿Imagínate llevar a la animación una historia "queer", en donde dos caballeros se declaran su amor y que cuestione la forma es cómo hemos creado los paradigmas de lo bueno y lo malo? Pues la respuesta a esta pregunta se contesta con Nimona, la nueva producción de animación hecha por Annapurna y distribuida por Netflix.
Esta historia está basada en la novela gráfica de ND Stevenson, illustrador, artista y escritor de comics, quien lo fue desarrollando desde 2012 hasta 2014 como un webcómic en su perfil en Tumblr y la utilizó como proyecto de fin de carrera mientras estudiaba Bellas Artes en el Maryland Institute College of Arts.
De hecho, la creación de esta película es digna también de llevarla al cine. Los derechos fueron adquiridos en 2015 por 20th Century Animation, y se tenía planeado que se estrenara para 2020. Este trabajo lo tenía el estudio Blue Sky, que cerró sus puertas luego de la adquisición de 21st Century Fox por parte de Disney en 2019, cuando ya se tenía el 75 por ciento además de que hubo presión de directivos de la casa de Walt para que se eliminará mucho del tema "queer". Fue hasta 2022 que Annapurna, productora de cine, televisión, teatro y videojuegos, decide retomar el proyecto para que se concluya y se pudiera mostrar.
Mi hijo de 14 años me recomendó que la viera, le pregunté ¿por qué?, a lo que me contestó: "Es una historia nueva, entretenida, buena animación, divertida, triste y con un mensaje". Y efectivamente no se equivoca. Nimona nos plantea la posibilidad de cuestionarlo todo no en función de generar miedo, encono o simplemente la incertidumbre con la que esta sociedad se nutre, sino realmente hacer un ejercicio de compresión al otro, de mira realmente en qué es lo que creemos, el cómo nos podemos convertir más humanos siempre y cuando aceptemos que los monstruos no son los "diferentes" sino aquello que nos detiene abrazar a los demás.
Una animación de gran nivel al introducirnos a un mundo medieval, con los avances de una sociedad moderna, pero muy tradicionalista (curiosamente muy parecida a nuestra sociedad), en donde Nimona será el personaje que hará temblar a este statuo quo, "porque la historia no es como ha sido contada".
La frescura de la historia hace que los diferentes temas se vean forzados (chequen Disney), sino que van de la mano con la importancia de lo que se cuenta, para darle al público no solo entretenimiento sino la idea de verse reflejado, hasta que punto también he apuntado "los cañones" a las direcciones equivocadas.
Sin duda esta película dirigida por Nick Bruno y Tony Quane será una de las contendientes en la próxima temporada de premios, y si la industria reconoce que Nimora puede ser un parteaguas para las futuras generaciones se puede llevar los más importantes. Aún sigue la onda expansiva de la frase de Guillermo del Toro: "la animación es cine".