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El extraño mundo de Nick

(FOTO: AGENCIA)

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HUGO J. CASTRO

Es complicado catalogar las actuaciones de Nicolas Cage no solo por los diversos matices que ha ofrecido a lo largo de su trayectoria, sino hasta por la definición que él concibe en su quehacer artístico.

Hace unos días en el popular The Late Show con Stephen Colbert (programa, que al igual que la barra nocturna de Talk Shows de sátira política en Estados Unidos, se ha unido a la huelga del gremio de Escritores y Guionistas que exigen mejoras salariales), comentó que él prefería el término "Thespian" en lugar que "Actor". 

Su argumento es que la palabra actor proviene del griego hipocrites, raíz de la palabra hipócrita, por tanto su rechazo a este término, por lo que le convencía la palabra "Thespian", que traduciendo al español sería el que se dedica al drama. 

Y esto es lógico, Cage es uno de los artistas que en los últimos años ha apostado por realizar papeles que sean lo menos cercanos a los estereotipos que atraen a las masas a llenar los cines, por lo que tomas riesgos que en ocasiones se entienden como exageraciones, pero que en el registro de un artista tienen sus elementos de construcción de su propio lenguaje.

Es una realidad que se le han hecho memes gracias a sus actuaciones, llevadas a un nivel de "tres rayitas" por encima de lo normal, y hasta ya existe el concepto de Nicolas Cage-Tolerancia, que le permite al espectador aguantar lo más que se pueda sus expresiones faciales, sus entonaciones eufóricas en momentos poco adecuados y hasta llevar su actuación a un nivel que puede llegar a molestar a los espectadores. Pero eso no le importa a Nick.

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Su última entrega para los cines es Renfield de Chris McKay, que narra la crisis que vive el fiel R.M. Renfield al ser consciente de la relación tóxica que ha vivido junto a su amo, el Conde Drácula, y que por tanto recurre a un grupo de apoyo para tratar de dejar atrás esta serie de abusos realizados a lo largo de varios años.

En esta comedia de horror, Cage encarna al mítico monstruo, muy lejano al que realizó Gary Oldman en la película dirigida por el tío de Nicolas, Francis Ford Coppola, retornándole un poco de dignidad al vampirismo luego de la saga de Crepúsculo y otras formas que caen en el romanticismo burdo que agrada al público pero que no se acercan a lo que significa "beber la sangre del otro para sobrevivir".

Por sus ademanes y poses nos recuerda a la leyenda Bela Lugosi, que en sus tiempos no podía romper con las ataduras de las buenas costumbres. Pero ahora, y aun en tiempos de la cancelación, Cage se mete en este personaje que no se detiene ante nada, gracias a la historia que surgió del cerebro de Robert Kirkman (creador de The Walking Dead), y que llevada por McKay (quien dirigió LEGO Batman: la película) tenemos un festín de sangre (gore) y secuencias de acción fuera de toda lógica, que pueden hacer que el espectador se emocione o bien que deje la sala del cine.

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Lo relevante de este filme es el abordaje que hace Nicolas Cage a uno de los personajes que ya todos hemos visto, en todos los idiomas posibles, desde horrendo hasta galán, pero sobre todo que se puede decir que no hay nada que se le pueda aportar. Sin embargo, Cage teje su caracterización con la experiencia que dan los años y el talento, llevando al "príncipe de las tinieblas" a un discurso más actual, en donde el abuso ya no es sólo físico, sino psicológico y que se entiende en estos momentos postpandemia.

Cage no desmerece en este papel, brindando una actuación con notas sobresalientes, mientras que Nicholas Hoult, Awkwafina, Ben Schwartz, tienen momentos muy interesantes cuando se confrontan con este Drácula despiadado y que juega siempre a su favor cueste lo que cueste.

Este artista estadounidense se ha caracterizado en los últimos años a no acercarse a lo convencional, sino meterse en papeles en donde pueda sentirse que su arte puede exponerse en las magnitudes necesarias, a pesar de que en ocasiones el resultado no es el deseado. Nicolas Kim Coppola sigue tomando sus riesgos (una de sus mejores actuaciones y su película preferida fue curiosamente menos valorada: Pig), tratando de alejarse de sentir como una estrella connotada, sino perfilarse como alguien que sabe mostrar en el drama, en la comedia y en la tragedia, al "Thespian" que sale inspirado por los dioses de la actuación.

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