Aparte del incremento cuantitativo del tráfico comercial, es la posibilidad de abrirse a embarcaciones de mayor porte. (ESPECIAL)
Polonia se esfuerza por reducir su dependencia de Rusia en el tráfico comercial con la creación de un canal para conectar el puerto interior de Elblag (norte) con el Báltico, de forma que los barcos polacos puedan evitar el enclave ruso de Kaliningrado.
El proyecto, que estará concluido a finales de año, fue oficialmente inaugurado el 17 de septiembre de 2022, una fecha simbólica por marcar el aniversario de la invasión soviética a Polonia en 1939.
El principal objetivo del nuevo canal es permitir la salida al mar desde el puerto de Elblag sin tener que usar el canal construido por los rusos muy cerca de Kaliningrado y que atraviesa la lengua de tierra que separa esa bahía del mar Báltico.
El presidente Andrzej Duda calificó de "gran victoria para Polonia, para sus patriotas y para todo aquel que comprenda la palabra soberanía" la oportunidad de contar con una vía marítima que "independice a Polonia de las decisiones rusas".
Aunque la idea de abrir este canal se remonta al siglo XVI no fue sino hasta 2016 que esa resolución se tradujo en un proyecto real y hubo que esperar hasta 2019 para que diesen comienzo los trabajos para completar este pasillo de 1,300 metros de longitud.
Así lo explicó a EFE Arkadiusz Zglinski, director del puerto de Elblag en una entrevista por correo electrónico, en la que añade que "la próxima fase consistirá en el dragado del fondo de la laguna del Vístula y del río".
"Con esta nueva vía, la ruta de acceso al mar Báltico se acorta en más de 90 kilómetros y hará al puerto de Elblag independiente del lado ruso. La capacidad de tráfico del puerto pasará del millón de toneladas actual a cerca de 4 millones anuales", asegura Zglinski.
Aparte del incremento cuantitativo del tráfico comercial, es la posibilidad de abrirse a embarcaciones de mayor porte lo que realmente multiplicará las posibilidades de esa ciudad y de toda la región.
Uno de los mayores problemas para completar el canal fue el incremento en su coste durante la construcción: el presupuesto, originalmente establecido en unos 200 millones de euros, terminó siendo de más del doble, y aún no está claro si el dinero para la fase final lo aportarán el Gobierno central o el local.
Además, ha habido quejas de grupos ecologistas que han cuestionado la necesidad real de este canal y han enfatizado que se ha llevado a cabo en un entorno protegido y parte de la red "Natura 2,000".
Duda al inaugurarse el canal, admitió que "ya tenemos otros puertos capaces de acoger grandes buques" y agregó que la importancia del canal está en "es un paso simbólico y que ya no tendremos que pedir permiso para pasar a un país cuyas autoridades atacan y esclavizan" a sus vecinos.
Por otra parte, el ex ministro polaco de Transporte Marítimo y Fluvial, Marek Gróbarczyk, se refirió a una queja presentada por las autoridades rusas sobre el impacto ambiental del canal y aseguró "la ecología nunca ha sido una prioridad para Rusia".
La guerra en Ucrania puso en evidencia para Varsovia la necesidad de romper este eslabón de dependencia de Rusia y convirtió en perentorio completar un plan que llevaba años siendo solo una idea.
Los temores del Gobierno polaco no son infundados: entre 2006 y 2010, Rusia ya prohibió el acceso a la laguna del Vístula a los barcos polacos, con el consiguiente perjuicio económico para toda la región.
Según el Ejecutivo polaco, la conclusión y futura ampliación del canal permitirán revitalizar la economía de esta región y abrirán nuevas oportunidades de comercio al puerto y a las ciudades cercanas.
Más allá de eso el canal quiere ser una demostración de la voluntad polaca de independizarse totalmente de cualquier suministro, vía de comunicación o frontera en que Rusia tenga presencia o influencia.
Como recalcó el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, al inaugurar el paso, "hoy estamos cortando nuestra dependencia, tanto de Rusia como de Alemania. Estamos rompiendo los últimos lazos simbólicos de dependencia".
