
Palabrejas: Sobre el calambur
Entre todas sus potencialidades, la poesía es también juego. Para eso utiliza las figuras retóricas, que no son exclusivas de este género literario, pues se usan en muchas expresiones, tanto las artísticas como las que no lo son. Varias de estas figuras sirven para modificar el lenguaje, ya sea en su significado o sonido, para crear efectos por lo menos curiosos para el lector.
Entre éstas se encuentra el calambur, que aprovecha el sonido de las vocales, acomodadas de diferente manera en cuanto a sus espacios, para crear significados distintos a partir del mismo sonido. En ocasiones, un simple movimiento, pegar o despegar una palabra, es suficiente para lograrlo.

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¿Cuál es la palabra más larga del español?Nada como el ejemplo para dejar claro un concepto. Tal vez el más famoso que podemos encontrar en las letras mexicanas aparece en el poema “Nocturno en que nada se oye”, de Xavier Villaurrutia:
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura
A veces este juego permite una conexión llamada intertextualidad, que es conocida de manera común como referencia, sin importar la distancia en el tiempo que pueda existir. De esta manera, el verso de Sabines “Yo no lo sé de cierto...”, que abre el poema homónimo, encuentra una respuesta, un homenaje, en el escritor norteño Mikhail Carbajal (Durango, 1992), al final de su libro Dividir el desierto, con el verso “Yo no lo sé desierto”.
El calambur es una figura para jugar, para divertirse, y que no es ajena al chiste, al insulto o al albur. Con un simple movimiento, nos permite cambiar una situación penosa, casi triste, en la que Elena no llamó, a una más interesante, hasta graciosa, en la cual El enano llamó.