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No la pierda… y si la perdió, ¡recupérela!

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JUAN MANUEL GONZÁLEZ CERDA

Todos tenemos desde bebes una característica: la curiosidad. Desde que somos pequeños desarrollamos este instinto de querer saber qué son las cosas que nos rodean, por qué existen, para qué sirven y cómo se usan. Pero, conforme vamos creciendo y desarrollándonos, la curiosidad va disminuyendo y también nuestra capacidad de asombro.

Otras investigaciones indican que la curiosidad se pierde debido a la acumulación de conocimiento. Entre más sabemos, tenemos menos motivos para querer aprender otras nuevas. Cuanto más sabemos nos vuelve menos curiosos. La curiosidad se activa por dos hechos por la novedad y por el desconocimiento.

Desarrollar nuestra curiosidad es indispensable para ejercer el liderazgo con eficiencia, la curiosidad es impulsora del aprendizaje continuo y es una habilidad muy buscada por los empleadores. La curiosidad es una de las dimensiones más importantes y solicitadas del talento, sin importar el puesto, el sector y el nivel de antigüedad. Los reclutadores y agentes de talentos suelen contratar a quienes demuestran tener curiosidad. Quizá no sepamos cuáles serán los trabajos del mañana, pero, gracias a la curiosidad, la motivación y la capacidad de los empleados para mejorar y volver a capacitarse para esos trabajos aumentarán significativamente.  

La curiosidad es una dimensión importante de eficacia del liderazgo; entonces, si usted quiere gestionar o liderar personas, muestre curiosidad, sobre todo porque esto ayudará quienes lidera a aprovechar su propia curiosidad.La curiosidad es como un músculo, para fortalecerlo, se debe activar y ejercitarlo. La curiosidad se puede fortalecer abandonando las excusas, encontrando el enfoque correcto, cambiando la rutina y experimentando.

La curiosidad es una habilidad útil en todos los contextos, sobre todo en los negocios, muchísimos negocios han nacido de la curiosidad, de la experimentación. Demuestra intereses, incita al descubrimiento y, finalmente, hace que todas las partes involucradas cambien de alguna forma o manera, todo ello con preguntas simples: quién, qué, cuándo, dónde, por qué o cómo. La mejor definición de la curiosidad: es la motivación para aprender, para estar abierto a las nuevas ideas, a la innovación y para explorar nuevos ambientes y nuevas situaciones. Con esta definición en mente, hay razones obvias para desarrollar y aprovechar la curiosidad.

La curiosidad es esencial en la preparación de la carrera y en la preparación para el futuro cambiante. Las habilidades que se requieren para mantenerse al día con nuestro entorno de trabajo evolucionan tan rápido que perfeccionar nuestra curiosidad es ahora un mecanismo de supervivencia.

¿Qué podemos hacer para desarrollar y ejercitar el músculo de la curiosidad?

Aléjese de las excusas. Hay muchas cosas que se interponen en el camino de dar rienda suelta a nuestras mentes hambrientas. Las más comunes incluyen privarse intencionalmente del tiempo aplicado a la curiosidad, centrarse en tareas predecibles y ser aburrido o poco estimulante en los entornos de trabajo. Pero no son más que excusas, no hay nada que nos impida aprovechar nuestra curiosidad.

Solo se trata de elegir las prioridades correctas y de hacer un esfuerzo deliberado por aprender, por tener experiencias novedosas y cerrar la brecha entre lo que sabemos y lo que queremos saber. La curiosidad depende de cada uno de nosotros, por eso las personas del mismo equipo u organización muestran muy diferentes niveles de curiosidad, incluso cuando los dirige el mismo jefe. Así que, aplicar y desarrollar la curiosidad, es su propia responsabilidad. 

Dedique un tiempo razonable durante el día para cultivar la curiosidad, incluso si es fuera del horario laboral o antes de que comience su turno de trabajo. Compartir ideas con los colegas, especialmente en torno a cuestiones estratégicas a largo plazo o sobre cómo mejorar los procesos y estrategias existentes. Adquirir el hábito de preguntar «por qué» tan a menudo como pueda, para llegar al meollo de las cosas y empezar a explorar las cosas en profundidad y no de manera superficial. 

Encuentre el ángulo correcto. Uno de los temas más obvios que debemos abordar para aumentar nuestra curiosidad es la pregunta «qué», debemos saber en qué tener curiosidad. Obviamente es mucho cho más fácil mostrar nuestra curiosidad por las cosas que ya nos interesan. Identifique su motivación intrínseca. Como decía Charles Bukowski escritor de relatos y novelista-, "Encuentre lo que ama y deje que lo mate". (¡Pero, no literalmente!). 

El truco consistirá en encontrar un ángulo del problema que le importe más. Tal vez no le interese la tecnología, y trabajar en un problema tecnológico le sea tedioso y aburrido. Pero, con un poco de reflexión y exploración, puede encontrar algunos humanos o psicológicos que le importan y que también están relacionados con la tecnología: cómo la tecnología afecta a la productividad, la moral, la alienación o el bienestar. Descubrir el ángulo que importa convierte las tareas en actividades significativas y útiles e invita a su curiosidad y a aumentar la experiencia.

Encuentre "espacios en blanco", es decir, tiempo y lugares en los que pueda evitar distraerse con el trabajo o las tareas mundanas y dedíquese a pensar profundamente. Identificar en qué tiene curiosidad y enamorarse de este "qué" equivale a ganar la mitad de la batalla. Después de eso, su curiosidad será su combustible.  

Las investigaciones muestran que uno de los hábitos más comunes de las personas creativas y curiosas es que son alérgico a la rutina, introduzca cambios en su rutina típica y ello creará experiencias novedosas que pueden generar nuevas ideas y preguntas. Por lo general, tendemos a optimizar nuestras vidas para familiarizarnos, evitando la novedad porque puede generar estrés, ansiedad o más trabajo. Siempre que se encuentre en una situación nueva, tiene que decidir qué hacer, en lugar de pasar al piloto automático. Los pequeños cambios en su rutina diaria le darán novedad y variedad a su vida. Incluso las variaciones aleatorias pueden generar nuevos intereses y despertar su curiosidad.  

Aprenda algo nuevo diariamente, no deje de preguntar, olvídese de los prejuicios y pierda el miedo a equivocarse. Es poco probable que alguien que no tiene curiosidad por naturaleza alcance repentinamente los niveles de curiosidad de Einstein, todos podemos fortalecer o modificar cualquier nivel básico de curiosidad que tengamos. Pero, como todas las habilidades, requiere dedicación. 

Fuente de referencia: Tomas Chamorro-Premuzic, director de innovación de Manpower Group. Harvard Business Review.

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