La palabra MISA viene del latín Missa, que significa despido, ya que al terminar la ceremonia se pronunciaban las palabras "Ite Missa est", o sea "Váyanse, es el despido", a lo que los fieles respondían "Deo gratias"….
De las obras sacras escritas en Salzburgo, esta es una de las conocidas y famosas de Mozart. Para 1779 Mozart regresaba de su desastroso viaje a París donde había perdido a su madre y donde nunca tuvo el recibimiento que esperaba. Hundido en deudas y urgido también por su padre, decide tomar una posición al servicio del arzobispo de Salzburgo. Así, de forma cándida y obediente se dio a la tarea de cumplir sus obligaciones en la catedral, en la corte y cualquier evento o festividad que se presentara. Ello implicaba presentar siempre creaciones nuevas. Este contexto fue el que dio origen a la Misa de Coronación K317 escrita para Servicio del Día de Pascua del 4 de abril de 1779.
Como debía cumplir con el capricho del arzobispo, la misa es una forma híbrida que combina trompetas trombones, cornos y oboes, con timbales, sugiriendo una atmósfera muy solemne, pero contenidos en una misa breve por su duración. La misa demanda también una orquesta de cuerda compuesta por violines violoncellos y fagot. Con el tiempo, esta pieza fue conocida como Misa de Coronación. Al respecto hay una falsa creencia de que Mozart la escribiera para la coronación de una escultura de la Virgen María en Plain, un pueblo cercano a Salzburgo. La versión más aceptada es que fue una de las obras interpretadas en Praga hacia 1791 para celebrar la coronación de Leopoldo II o bien de su sucesor Francisco I en 1792. Mozart era muy valorado en Praga y su Misa en Do mayor, en definitiva, se presentó de la mano de su ópera La Clemenza di Tito. Habiendo sido vitoreadas previamente Las Bodas de Fígaro y sobre todo Don Giovanni, la ciudad se dio el permiso de bautizarla como Misa de Coronación.
La misa es de naturaleza festiva, majestuosa y grandilocuente que bien pudo adecuarse tanto para las Pascuas como para una ceremonia de Coronación. Escrita para coro y soprano, contralto, tenor y bajo. Estos solistas continuamente interactúan como cuarteto, dúos o incluso solos. Esta disposición contrasta de manera sorprendentemente con la majestuosidad del coro. Las partes de la misa son: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Benedictus, Agnus Dei. La misa inicia grandiosa con el Kyrie sin preámbulo orquestal. Este recurso lo utiliza por cierto también en el Gloria. Tratando de dar unidad a la Misa, Mozart emplea el mismo tema del Kyrie inicial para las palabras finales del "Dona nobis pacem". Un dato interesante es de que la parte del solo de la soprano en el Agnus Dei fue tan gustado y aplaudido, que Mozart se atrevió a incorporarlo años más tarde en el aria "Dove sono" de la Condesa de Almaviva en la ópera Las Bodas de Fígaro. Este detalle nos hace considerar que la música sacra de Mozart fue eminentemente pensada con un sentido operístico y en el caso de esta misa no sólo conlleva una carga religiosa, sino que apunta a un profundo sentido espiritual que por medio de la música, nos une al todo universal.
Así las cosas, sólo me queda agregar: "Ite Missa est…, en un Suspiro".
