Cientos de migrantes lograron salir de Torreón rumbo a Ciudad Juárez, Chihuahua; unos lo hicieron por la mañana y otros por la tarde, se veían alegres pese al duro camino que falta por recorrer. (VAYRON INFANTE)
Cientos de migrantes lograron salir ayer de Torreón, a bordo de vagones de carga y góndolas de Ferromex, luego de las horas de espera y sobre todo de incertidumbre, al desconocer si habría o no más corridas de trenes rumbo al norte del país para continuar su camino rumbo a la frontera a Ciudad Juárez, Chihuahua; esto ante el primer anuncio que hiciera la empresa de suspender dichas rutas como una medida de seguridad.
Por la tarde, también salió otro numeroso grupo de migrantes, de al menos 500, los cuales no pudieron salir desde temprano ante la falta de espacio.
Aunque la espera fue dura, ya que durmieron en los patios de Ferromex, comiendo lo que voluntarios y algunas autoridades como Protección Civil municipal y Cruz Roja les llevaron por la noche del miércoles, se les pudo ver sonrientes pese al peligro que representa viajar en "La Bestia".
Y es que muchos decidieron viajar en la parte alta de la tolva con sus mochilas, cobijas e incluso en sus casas de campaña, luego de que las góndolas se llenaran de inmediato, sobre todo de mujeres y niños.
Pese a ello, no perdieron la oportunidad de sonreír y decir adiós a todo aquel que veían por su camino e incluso a los automovilistas que hacían sonar su claxon en señal de apoyo.
A otros ciudadanos, se les pudo ver desde la parte alta del puente vehicular del bulevar Laguna, arrojando ropa y cobijas.
Y ya por la tarde, alrededor de las 17:00 horas, partieron los más de 500 migrantes que esperaron dentro de los patios de Ferromex.
TESTIMONIO
Como Jonaiker, quien junto a su esposa Fabiana y su pequeña Isabela, de 4 años de edad, esperan llegar hasta Estados Unidos.
Y es que la ilusión de la familia, es que Fabiana pueda tener una prótesis de pierna, pues hace 10 años la perdió tras sufrir un accidente en su natal Venezuela.
"Si para uno el viaje es difícil, para ella lo es al doble", dijo cansado Jonaiker, pero también preocupado, pues su esposa presentaba algunos malestares desde que salieron de la selva, rumbo a La Laguna.
Fabiana viaja con un par de muletas que le ayudan a desplazarse de un lado a otro, siempre pendiente de su pequeña de cuatro años de edad.
Pensar en quedarse en La Laguna, nunca estuvo en sus planes, por lo que esperaron siempre con la fe de tomar un tren que los acercara a la frontera con los Estados Unidos.
