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Fernando Botero

Laguneros lamentan la muerte del artista colombiano Fernando Botero

'Buscaba mucho esta parte positiva de la vida en su obra, sin embargo, también tiene un corpus bastante importante de denuncia'

(AGENCIAS)

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SAÚL RODRÍGUEZ

El fallecimiento del artista colombiano Fernando Botero, acaecido en Mónaco este viernes 15 de septiembre a los 91 años de edad, implica la muerte de un universo, de una visión del mundo, de una posibilidad de la belleza como herida abierta a lo real. Así lo considera la artista lagunera Patricia G. Santiago, quien resalta el papel que Botero tuvo como latinoamericano en las distintas manifestaciones plásticas.

“Lo que el maestro Botero hace es que, a partir de la bidimensión, del plano, plantear una postura en cuanto a la figura”.

En palabras de la maestra, el artista nacido en Medellín se valía en la pintura y la escultura de una figura volumétrica, capaz de plantear la problemática de espacio en lo bidimensional.

“Las pinturas tienden a escalarse justo por el manejo del espacio. Entonces, tanto en la profundidad (lo que genera volumen, el ocupar un espacio que no existe) y también en cuanto a la dimensión (el espacio que se extiendo hacia lo externo, hacia lo exterior, hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados). Entonces, esto es ver estas cuestiones que no están, es una cuestión de la ilusión en la pintura”.

Botero empleaba las categorías de lo cómico y lo grotesco, y abordaba temas contemporáneos (a pesar de coquetear entre lo tradicional y lo clásico). Era capaz de tomar un suceso mediático y cotidiano, y contrastarlo con su lenguaje pictórico.

Pero también vamos a ver estas imágenes mediáticas, como estas famosas pinturas relacionadas con el narco colombiano. Ya es llevar escenas que son muy mediáticas, podemos hablar de una cotidianidad mediática, pero llevada a un planteamiento del volumen en la pintura”.

Botero en Torreón

La obra de Fernando Botero visitó la Comarca Lagunera en agosto de 2013, gracias a la exposición itinerante “Botero 80 años. Testimonios de la barbarie” que se instaló en el Museo Arocena. Sergio Garza Orellana, curador de este recinto, indicó que se trató de una colaboración con el Museo Nacional de Colombia y el Gobierno del Estado de Coahuila.

“Generalmente, reconocemos en Botero una experiencia un poco más lúdica, o más amable. Botero buscaba mucho esta parte positiva de la vida en su obra. Sin embargo, también tiene un corpus bastante importante de denuncia, denuncia de situaciones violentas, situaciones conflictivas, que sobre todo fue gran parte de la obra que trajimos por acá”.

Fue así como los laguneros pudieron entrar en contacto con la obra del colombiano, a través de 30 pinturas y alrededor de 40 dibujos. Las obras retrataban una situación de violencia en Colombia, que a la vez se convertía en universal; la ciudad de Torreón, en ese entonces, se encontraba sumida en una crisis de violencia.

“Creo que la situación que estaba viviendo La Laguna en ese momento, saliendo de una situación de violencia fuerte, tuvo una resonancia muy particular con esta parte de la obra de Botero”.

Las piezas albergadas en el Museo Arocena fueron realizadas por el artista a principios de 1999 y el 2004. Su discurso partía de la masacre de Ciénaga Grande, ocurrida en noviembre de 2000.

Por tales motivos, con la partida de Botero, el mundo del arte “pierde a un excelente pintor que supo retratar la realidad latinoamericana de una manera única”, cerró Orellana.

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