El pasado 14 de septiembre, el Club de Beisbol Infantil Sertoma, ubicado en Torreón Jardín, cumplió 60 años de ser el territorio que han habitado centenares de niños y adolescentes que soñaron en convertirse en beisbolistas profesionales.
Sin embargo, además de preparar jugadores, lo que principalmente ha hecho el Club a lo largo de estas seis décadas, es formar a generaciones de niños y adolescentes como personas capaces de enfrentar los desafíos de la vida.
Gracias a la generosidad de altruistas laguneros comprometidos con su comunidad, beisbolistas de ligas pequeñas provenientes de todos los estratos sociales han desarrollado sus habilidades en el terreno de juego, pero también en el campo de la vida y ese es el mérito de directivos, entrenadores y aficionados que han pasado por ese lugar y quienes hoy merecen un justo reconocimiento.
Gracias a la actual directiva que encabezan con gran diligencia el arquitecto Miguel H. Ruiz Castro, don Antonio Gutiérrez González y el ingeniero Candelario Pacheco Casas, quienes han tomado la atinada tarea de reparar el estadio, sin afectar la estructura original del campo, seguramente sus gestiones habrán de motivar a que más y más niños practiquen el Rey de los Deportes.
A nombre de muchos exSertomas va un agradecimiento a los directivos, entrenadores y jugadores de viejos tiempos por su trabajo incansable. Mención especial a los altruistas miembros del club que durante 60 años han mantenido este esfuerzo en pro de niños y adolescentes.
Mi especial gratitud a mi entrenador el señor Ramón Bautista, en quien decenas de exjugadores vimos siempre a un maestro recto, a un amigo, a un coach de primera categoría.
Lo que quizá mucha gente desconoce es que en el Club de Beisbol Infantil Sertoma no solo se aprende a tomar el bat y a ponerse un guante. Sobre todo, se inculcan valores para la vida, como la puntualidad, el respeto a los mayores, la honestidad, la tolerancia, la confianza, la curiosidad y la creatividad.
Por eso es importante el club, porque estos valores tienen el poder de moldear la forma en que los niños ven el mundo y trabajan en él. Incorporarlos desde temprana edad les ayudará a ser personas íntegras y comprometidas con sus principios y valores.
Quienes nos hemos formado en el Club Sertoma, debemos honrar la memoria de muchas personas que dieron parte de su vida para engrandecer este semillero.
Sería oportuno que quienes hemos sido parte de este gran proyecto rindamos un merecido homenaje a quienes a lo largo de 60 años han dedicado su tiempo y sus recursos para sostener esta gran obra. Que podamos organizar, por ejemplo, la colocación de una placa conmemorativa.
O bien una exposición de fotografías de diferentes épocas a fin de que se preserve la memoria histórica de este gran proyecto. Que volvamos a chocar nuestras manos como al final de cada juego.
Y que podamos rezar el Credo de las ligas menores como lo hacíamos al iniciar un partido: “Creo en Dios, amo a mi patria y respetaré sus leyes. Jugaré limpio y me esforzaré en ganar. Pero gane o pierda, haré siempre lo mejor que pueda”.
