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Bayron Norman

'Hoyo en dos', el debut en pantalla del lagunero Bayron Norman

Hoy se prepara buscando un lugar en festivales dentro y fuera del país

(CORTESÍA)

(CORTESÍA)

SAÚL RODRÍGUEZ

En la búsqueda de locaciones para un nuevo proyecto, el cineasta lagunero Bayron Norman describe los detalle que hicieron posible la filmación de Hoyo en dos (2023), su primer cortometraje como director, mismo que fue proyectado hace unas semanas en una sala local y hoy se prepara buscando un lugar en festivales dentro y fuera del país.

Se trata de un guion cuya estancia en el cajón de Bayron fue corta. La historia enraíza en un fragmento de su infancia, pero poco a poco se desarrolla y toma distancia en la ficción. Allí se torna independiente y muestra el periplo de Emiliano (Héctor Flores), un niño que ha golpeado accidentalmente con un palo de golf a Diego (Jorge de los Reyes), su padrastro. Esto le genera una culpa y lo arroja a una especie de hoyo, ante la impotencia de Karina (Mayra Hermosillo), su madre, quien busca comprender lo que sucede.

“Surgió en ese paréntesis de la pandemia, que me permitió afortunadamente convivir mucho con mi familia. Entre esa convivencia, platicando sobre la niñez y de momentos familiares de la vida, justo toqué una experiencia que tenía muy enterrada, que es muy similar al arranque del cortometraje”.

Bayron Norman estudió Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la capital del país. Logró financiar su primer filme gracias al Programa de Fomento al Cine Mexicano (FOCINE), apoyo que entrega el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE).

“Tuve la oportunidad con un proyecto de al menos buen presupuesto dentro de los parámetros mexicanos, que después me permitió trabajar con gente muy talentosa que tiene herramientas muy profesionales”.

Construcción de inocencia

Tras hacer un casting en la Biblioteca José García de Letona, el equipo de producción escogió a Héctor Flores para interpretar al pequeño Emiliano, el protagonista de esta historia. Su construcción contempla una vida armónica antes del accidente y que, después del mismo, se torna en una situación un poco oscura, depresiva, tamizada en la culpa.

“Fui descubriendo al personaje conforme fui escribiendo el guion. Fui dando un paso a la vez con él, viendo lo que le iba haciendo el trauma, cómo reaccionaban los otros dos personajes al mismo trauma del niño y cómo, con cada esfuerzo propio y ajeno para sacarlo de ese agujero, terminaron por hundirlo más”.

Es como si el trauma hubiera hecho que Emiliano se metiese a un pantano, como si cada esfuerzo del protagonista y los demás personajes, lo metieran más en el fango. Se trata de un personaje sin mucho diálogo de palabras. Su texto radica más bien en la mirada, en los gestos, en un silencio que no verbaliza pero sí acciona.

“Por la naturaleza de la historia, esta depende mucho de la mirada. Se tiene que contar, sobre todo, a través de la mirada. Y ahí la idea era que este personaje sólo tuviera su mirada para seguir comunicándose con los demás. En el momento en que dejamos de ver su mirada, es cuando deberíamos de estarlo escuchando, que es cuando ocurre este diálogo que tiene, que es un poco más largo, y ahí es cuando el otro personaje está fracasando en escucharlo y en no entender realmente lo que el niño está tratando de decir y que propicia lo que ocurre al final”.

En el reparto, destaca la actuación de la también lagunera Mayra Hermosillo, quien aporta con su gran experiencia en los sets, encarnando a la madre de Emiliano con el reflejo una gran impotencia por la situación. El actor Jorge de los Reyes complementa a la familia como el padrastro del niño, en un escenario social que es contemporáneo.

“En el caso del padrastro, como figura paterna, también tiene esa distancia hacia el niño. Por mucho que quiera ponerse en la figura del padre, no puede hacerlo, porque finalmente no es su hijo y tampoco tiene la autoridad, sobre todo en la escena de la cena familiar; no tiene la autoridad de imponerse a la madre, porque él no es el padre real y, por mucho que él se sienta distinto hacia la forma que ella está tratando a su hijo, pues él no tiene la capacidad o el lugar de asumir una actitud distinta, aunque quiera”.

Aspectos técnicos

En el cortometraje, los encuadres empleados tienen la intención de que la historia está anclada a la perspectiva del niño. Tomar otra perspectiva rompería el absolutismo del guion. El director consideró que esta decisión era necesario para desembocar en la acción final. Emiliano busca siempre estar en un punto ciego, en el lugar donde el ojo herido del padrastro no puede contemplarlo.

“La otra lógica era que teníamos que seguir cortando o aislando al niño en el cuadro. Que teníamos que crear una barrera, literal, entre el niño y los otros personajes, porque el niño se está enterrando y retrayendo más y más. Teníamos que buscar la manera de traducir eso”.

Sobre la paleta de colores, se trata de una dinámica de tercios donde el padrastro aparece en una tonalidad verde, que refleja la bondad; Emiliano muestra su culpa en tonos rojizos; mientras que la madre porta una tonalidad amarilla, desértica, que poco a poco se mezcla con el rojo del niño.

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Escrito en: Bayron Norman

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