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El repliegue de las oficinas abiertas

Surgieron como reacción al confinamiento de los cubículos tradicionales de los noventa, pero se ha demostrado que no son la respuesta mágica que se buscaba.

Imagen: Freepik

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RICARDO OROZCO ROSALES

En una escena inolvidable de la comedia clásica Office space (1999), los tres protagonistas, abrumados por el estrés laboral, deciden liberarse de sus ataduras destrozando un ordenador. La película ofrece una sátira ingeniosa de la vida en la oficina y los aspectos frustrantes de la cultura corporativa, los cuales pueden tener implicaciones significativas para la salud mental de los empleados. Con el cambio de milenio acercándose, los trabajadores estaban exhaustos de pasar horas enclaustrados en diminutos espacios. Este sentimiento resonó en muchos.

En respuesta a la insatisfacción causada por los tradicionales cubículos que se experimentó a finales de los años noventa, las oficinas de espacio abierto, u open offices, se popularizaron como una alternativa en el mundo empresarial. La premisa detrás de esta idea era sencilla: al proporcionar espacios abiertos, se liberaría a los trabajadores de la sensación de estar atrapados en un entorno restrictivo. Además, se creía que este diseño estimularía la interacción entre los empleados, fomentando la colaboración y provocando un notable incremento en la generación de ideas.

Silicon Valley, meca de las principales empresas de tecnología como Google y Facebook, desempeñó un papel fundamental en popularizar el concepto de las open offices, llevándolo incluso a los extremos. Incluso el propio creador de Office space, Mike Judge, lanzó una sátira sofisticada en la serie de HBO Silicon Valley (2014). En ella, los protagonistas, creadores de una exitosa aplicación, finalmente obtienen una oficina tras alcanzar el éxito. Para su sorpresa, se encuentran con una enorme área sin paredes interiores visibles. Se muestran desconcertados y preguntan cuántos pisos tiene, a lo que la presentadora responde que son tres. Ante esta revelación, el líder de los emprendedores vomita en un bote de basura debido a la responsabilidad de gestionar a tantas personas bajo su cargo, sin ninguna barrera física que disminuya (al menos psicológicamente), la pesada carga. Este ejemplo ilustra cómo en los campus de Silicon Valley se busca fomentar el sentido de emergencia para desarrollar ideas innovadoras en todo momento, incluso a través de lugares que pueden resultar abrumadores.

A medida que pasa el tiempo, el encanto de las oficinas de concepto abierto se desvanece. A pesar de que sonaban como una idea grandiosa y excelente, se carece de evidencia sólida que respalde al cien por ciento su efectividad. De hecho, han surgido efectos adversos, como la falta de privacidad y la incomodidad que experimentan los empleados al trabajar en ellas.

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Oficinas de Google en Silicon Valley. Crédito: careers.google.com

FILOSOFÍA CONTRA EL ENCIERRO

El arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright tenía una visión clara de que los edificios no debían ser simples cajas y compartimentos, sino que el enfoque al construirlos debía ser el de ofrecer espacios cada vez más amplios. En 1909, pudo dar vida a esta idea con un inmueble ubicado en Buffalo, Nueva York, marcando su primer experimento de este tipo. Luego, en 1939, la compañía SC Johnson le encargó la construcción de su nueva sede corporativa en Racine, Wisconsin, donde logró plasmar por completo su visión con una impresionante oficina de concepto abierto en el edificio administrativo.

Wright fue un genio arquitectónico y expresó en una entrevista algo que en ese momento parecía excéntrico: afirmó que la noción de una caja, o lo que ahora conocemos como cubículo, era una idea fascista. Aunque esta declaración puede parecer exagerada, es importante destacar que las oficinas de concepto abierto pueden ser fácilmente promocionadas como parte de una filosofía atractiva para venderlas como un estilo de trabajo saludable.

En Silicon Valley, donde la comunicación constante es valorada, muchas empresas han imitado este enfoque, pero algunas copian el modelo sin comprender plenamente sus fundamentos, siguiendo la tendencia sin considerar adecuadamente las necesidades y preferencias de sus empleados.

PUNTOS DÉBILES

Sin embargo, ¿qué se ha perdido en el camino que ha llevado a los oficinistas a expresar libremente su desprecio hacia los espacios laborales abiertos en 2023? No sorprende que vivamos en una época en la que el trabajo desde casa se ha vuelto común y las empresas enfrentan dificultades para que sus empleados regresen a las oficinas después de los acontecimientos globales ocurridos durante la pandemia por covid-19.

Varios reportajes realizados por medios reconocidos, como PBS NewsHour y Vox, presentan diversos estudios que coinciden en puntos importantes: la falta de privacidad puede provocar una disminución en la productividad, y el escuchar conversaciones ajenas en la oficina dificulta la concentración.

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Silicon Valley Campus. Crédito: Microsoft

Durante una entrevista con CNBC Television, Ethan Bernstein, de la Escuela de Negocios de Harvard, reveló hallazgos relevantes sobre el impacto de las oficinas de espacio abierto en las interacciones cara a cara. Según las investigaciones llevadas a cabo, se observó una reducción considerable, de hasta un 70 por ciento, en este tipo de intercambios; mientras que el uso del correo electrónico experimentó un aumento de entre un 20 y un 50 por ciento. Este cambio en la dinámica de comunicación podría tener implicaciones negativas para la colaboración efectiva entre los empleados.

Bernstein también resaltó uno de los desafíos más prominentes de las oficinas de concepto abierto de manera precisa: en lugar de interrumpir directamente a alguien, las personas tienden a preferir enviar correos electrónicos, asumiendo que el destinatario los leerá de inmediato al verlo trabajar en su computadora portátil justo enfrente de ellos.

Las open offices han impulsado indirectamente el uso de correos electrónicos y, a partir de 2023, se sumaron los mensajes de WhatsApp y las reuniones en línea a través de Zoom como medios para colaborar en el trabajo, aunque no siempre sean los más efectivos para hacerlo.

RENOVACIÓN NECESARIA

Pero, aunque las oficinas abiertas perdieron su atractivo inicial, es posible renovar este concepto y adaptarlo a las necesidades contemporáneas. El Silicon Valley Campus, recientemente presentado en el sitio oficial de Microsoft Bay Area en YouTube, es un impresionante testimonio de la constante vanguardia de Silicon Valley en el ámbito. Este moderno centro de trabajo ha sido diseñado con un enfoque en la interconexión entre las personas, y su inauguración representa un hito en la innovación arquitectónica.

El campus se destaca por su diseño que conecta tres estructuras existentes con un nuevo edificio, creando un entorno fluido y colaborativo. Además, cuenta con atractivos patios verdes, un parque en la azotea y una gran cantidad de áreas adicionales que fomentan la interacción tanto en interiores como en exteriores. Esta priorización de la conectividad, las comodidades y las vistas panorámicas demuestra la dedicación de Silicon Valley a la creación de entornos inspiradores.

Sin embargo, replicar el éxito del Silicon Valley Campus no es una tarea sencilla. Requiere una visión clara y una cuidadosa combinación de factores arquitectónicos y tecnológicos. Además, la inversión financiera sólida es crucial para lograr un espacio de trabajo único y altamente funcional. No todo se trata de tirar paredes en las oficinas.

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Escrito en: Ricardo Orozco oficinas abiertas open offices oficinas de concepto abierto cubículos Silicon Valley Silicon Valley Campus

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