Lo que vivimos la noche del viernes pasado en la Comarca Lagunera fue muy especial. Cuando nuestro equipo local, los Algodoneros del Unión Laguna, llegaron a la última entrada con dos carreras de desventaja, mientras que Pericos de Puebla solo necesitaban sacar tres outs para lograr el primer triunfo de la Serie del Rey, que coronará al mejor equipo de la temporada 2023 en la Liga Mexicana de Beisbol.
Si recordáramos a la leyenda del micrófono, Pedro "El Mago" Septién, hubiera dicho que ni el mejor guionista de Hollywood habría puesto tanta tensión y emoción en una pelota, un bate y un campo lleno como estuvo esa noche mágica el Estadio de la Revolución.Todos sabemos lo que paso, Puebla llegó con ventaja de 4 a 2 en la pizarra y mandó a la loma a su cerrador de confianza, Elkin Alcalá. Pero JC Escarra se embasa por un sencillo, Adrián Tovalín dio un hit para poner la carrera del empate y Albert Lara recibe pasaporte, para que viniera Édgar "El Conejo" Robles dar un imparable que detuvo el corazón de miles de aficionados laguneros, Samar Leyva buscó alcanzar la pelota pero por unos cuantos benditos centímetros no pudo y el juego se empató.
Al final el panameño Allen Córdoba solo mandó una línea que se guardará en la memoria de todo hijo de esta Comarca, llevaba a Lara a home plate y concluía la mítica remontada, que le regresaba a hacer un flashback de los momentos bellos y no tan bellos que se han vivido gracias a este equipo, la alegría de ver que esta vez no se quedaron con las ganas de disfrutar lo que es la victoria, que en mas de una ocasión se le ha negado a este equipo y a esta región. Es por eso que el amor en La Laguna también se pinta de guinda.
Este recuerdo sirva por lo menos para descubrir que este deporte te ofrece una narrativa que te puede enamorar, poner en tensión, casi al punto de infarto, de la lágrima, del coraje, del delirio y porque no del éxtasis capaz de borrar todas las barreras imaginarias que nos hemos creado.
Y es que el beisbol ha sido un tema que puede desarrollar cientos de historias que han sido llevadas a la pantalla grande. Aquí no me voy a detener con las películas hechas en Estados Unidos, porque sabemos que casi todos los géneros han tenido por lo menos una historia que tome a este deporte como el hilo conductor. Hay películas que nos inspiran, que nos divierten y hasta nos hacen llorar, pero todas tienen el común denominador que en el beisbol se creó para demostrar que cualquier persona que busque destacarse en este deporte tiene que creer en si mismo, cambiar su forma de jugar y comprometerse con alcanzar la meta del triunfo.
En nuestro país se ha querido aprovechar este tipo de historias, pero no con los mismos resultados. Si bien una de las últimas fue la película 108 Costuras, de Fernando Kalife, su historia fue como mezcla de muchas historias vista en donde dos hermanos buscan un mismo fin, ser profesionales en el deporte, tienen la suerte de llegar a un equipo profesional, pero por azares del destino uno sigue, el otro vive de esos sueños, es casi como Rudo y Cursi pero sin tantas palabrotas y ni tampoco un éxito musical con la voz de Gael García Bernal.
Ahora si nos remontamos a los años de la época del Cine de Oro de nuestro país, vamos a ver que este deporte era muy importante y hasta más reconocido para la sociedad, en lugar que el futbol. Es cierto que hubo películas sobre el Atlante, el Chivas o el América, sin embargo las historias que tenían al beisbol como protagonista eran más cercanas al gusto de las personas de ese tiempo, porque este deporte era más difundido debido a nuestra cercanía a Estados Unidos, así como la posibilidad de oír las narraciones por radio de las hazañas de grandes peloteros. De ahí que los actores, sobre todo los comediantes, hicieran por lo menos una donde fueran beisbolistas.
Pero llegó la hazaña de los Pequeños Gigantes, el equipo regiomontano de pequeños beisbolistas que en 1957 ganó la competencia de Williamsport, Pensilvania, en donde a pesar de todas las adversidades, estos pequeños lograron alcanzar la máxima gloria, hasta con un juego perfecto realizado por el pequeño pitcher Ángel Macías. De este gran momento en 1960 se realizó una película, por Hugo Butler, cercano al documental, pero en el cual los protagonistas (el equipo y entrenadores) actuaron para recrear cómo lograron conseguir ese título a pesar de tener todo en contra.
Llegó la televisión y con ello la popularización del futbol, por lo que el tema del beisbol se fue diluyendo en el cine, por lo que ya no fue tan atractivo para los productores.
Sin embargo, alguien que se arriesgo a retomar este deporte como parte de la historia fue Arturo Ripstein. En su gran obra La Perdición de los Hombres, (2000), que fue filmada de manera digital, toma al beisbol no como el escenario de la superación, sino como el campo de las pasiones y las traiciones, en donde se puede perder la cabeza hasta para hacerle daño al otro, por el hecho de fallar en el juego más importante en el diamante. Con una gran actuación de Patricia Reyes Spíndola, Luis Felipe Tovar, pero sobre todo un gigantesco Rafael Inclán, hacen de esta película algo diferente con el Rey de los Deportes, porque muestra la importancia que tenía este deporte en las comunidades más lejanas, antes que el futbol y su marketing globalizante, que este deporte puede levantar no solo el júbilo, sino el odio y el amor.
El beisbol puede dar para miles de historias, no solo por lo que es ver a un equipo triunfar, sino por el cúmulo de emociones que puede ocasionar, y que nos permite saber que cada juego es diferente, que cada lanzamiento puede ser determinante para el futuro de una persona, de su equipo, de su ciudad, de su vida. Mucha suerte esta noche a los Algodoneros y esperemos borrar la espera de 73 años. Vamos por el título.