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Caminos de México

MARÍA DEL CARMEN MAQUEO GARZA

Mi hijo radica en el extranjero. Cada vez que viene a México, aparte de reunirse con la familia, busca conocer diversos rincones del país. A él le tocó crecer en un México muy castigado, lo que limitó nuestras salidas a diversos puntos turísticos. Todo lo contrario de lo que viví yo en mi infancia: En un pequeño Renault coupé emprendíamos viajes por todo el territorio nacional, en tiempos cuando las carreteras eran de dos carriles, no existía la telefonía celular y el mayor peligro era una falla mecánica. Guardo la memoria de que, durante un viaje, ya oscurecido, mi padre tuvo que ir a la población más próxima por alguna refacción de emergencia, quedando mi madre y yo en el vehículo, bajo la amable vigilancia de un elemento de la extinta Policía Federal de Caminos. Como diría la voz popular: "¡Qué tiempos aquellos, señor Don Simón!"

A pesar de los inconvenientes que representa hoy en día transitar por algunos puntos "calientes" del país, no queremos desaprovechar la próxima visita de mi hijo para hacer turismo. Estamos en el diseño de algún proyecto de viaje seguro, funcional y divertido.

"Camino de Santiago", ruta que se inicia al menos desde tres países distintos para ir a converger en el sepulcro del apóstol, en la Catedral de Santiago de Compostela, en la comunidad española de Galicia. Desde poco más de 200 kilómetros hasta cerca de 1,000, la ruta puede recorrerse partiendo de muy diversos puntos, generalmente desde los Pirineos, y llevarse a cabo en distintas modalidades: Caminando, en bicicleta, o alternando tramos con apoyo de vehículos motorizados. En torno a la caminata se ha ido tejiendo una urdimbre de elementos que fomentan el turismo a lo largo de los diversos senderos. Polos de desarrollo que benefician muy distintas regiones de la Península Ibérica.

Ahora, con la asociación de ideas, quise imaginarme un proyecto interinstitucional de este género, a través del cual se establezcan rutas seguras para recorrer el país. Idealmente por tierra y "puebleando", para respirar de manera directa el encanto de cada población que se atraviesa. Poder hacerlo a libre demanda, sin estar sujetos al itinerario de una agencia turística cuyo propósito suele ser cubrir mucho en determinado tiempo, dejando fuera los intentos de exploración personalizada. Sobre todo, en este período en que la quiebra de Aeromar limita aún más las rutas aéreas, si no es que también las encarece, al crecer la demanda.

La lista de pueblos mágicos a lo largo y ancho del país se antoja interminable. ¡Tanto por conocer en cada uno de ellos! Llenar los pulmones y todos los sentidos precisamente de esa magia que los vuelve únicos. Descubrir maravillas naturales, patrimonios arquitectónicos; artesanías propias de la región; música y gastronomía; leyendas y consejas que difícilmente traspasan los límites geográficos, si no es por la diestra pluma de algún cronista del lugar. Ahora recuerdo cuando conocí Lagos de Moreno, Jalisco, después de haber leído la excelente crónica que del lugar y sus personajes hace el autor jalisciense Alfonso de Alba. En este contexto la visita se vuelve aún más rica, yendo tras las pistas que la palabra escrita nos ha ido dejando por el camino.

Me remito a las palabras del Doctor José Antonio Lozano Díez, quien se ha convertido en uno de mis referentes para tratar de entender la realidad que vivimos. Menciona de forma acertada, que la crisis emocional que atravesamos en estos tiempos nos lleva a un debilitamiento en la estructura social. Yo me permitiría agregar que, mientras más conozcamos a fondo lo que México es, más estaremos en condiciones de valorarlo y trabajar por él. Hace algunos días el Gobierno de Nicaragua, al mando de Daniel Ortega despojó de la ciudadanía nicaragüense a doscientos ciudadanos, entre los cuales se encuentra el político, pensador y escritor Sergio Ramírez quien, atinadamente, a través de redes sociales manifestó su sentir con estas palabras: "Mientras más Nicaragua me quitan, más Nicaragua tengo." Un vivo ejemplo de patriotismo que ninguna tiranía podrá arrebatarle.

"Caminos de México": ¡Qué extraordinario sería ponernos a trabajar, particulares e instituciones, a favor del diseño de rutas turísticas que inicien en los Cabos o en Tijuana, para ir a terminar en Chetumal, QR, o en Tziscao la última de las Lagunas de Montebello, Chiapas, en la frontera guatemalteca! Por cierto, cabe comentar que Chetumal fue el primer punto donde Aeromar canceló vuelos.

Nuestro turismo está parcialmente secuestrado por las redes delictivas, lo que limita difundir y disfrutar las riquezas de México. Mi sueño personal es que, cada vez que deseemos viajar, tanto los nacionales como los extranjeros, podamos elegir destinos al gusto, sin restricciones.

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