No se cuestiona si al momento de dar una pincelada se aproxima al realismo o escapa hacia la abstracción. (RAMÓN SOTOMAYOR)
En su obra la belleza se abre como una interrogación. Sus trazos otorgan un mundo nuevo, uno creado por la artista como un espacio en el cual ella pueda habitar. La maestra Ana Fuentes está en la Pinacoteca del Museo Casa del Cerro, en unos minutos el Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE) inaugurará su exposición ‘Anidar’, una especie de retrospectiva que reúne treinta años de trabajo, mismos años que en 2023 celebra el citado recinto.
“Busco que se me abra un lugar donde yo pueda vivir en ese momento, donde yo pueda respirar, donde yo pueda ser libre y donde yo pueda hacer lo que se me dé la gana”.
Ese mundo lo habita haciéndolo, en el proceso de construirlo. La misma pintura le indica hacia dónde dirigirse. Aprecia el acrílico por su inmediatez, pero también el óleo por su sensualidad y la nostalgia de su uso. Ana Fuentes es rodeada por 22 de sus obras: ‘Anidar’ representa el concepto del nido como ese hogar, ese lugar habitable, seguro, donde conoció a sus seres más queridos.
“Pero también un nido da círculos. Entonces, es como una vuelta, como un regreso a esta tribu, a este lugar seguro”.
La estética del nido le es fascinante, le maravilla. Un nido le parece una construcción con sentido definido, con orientación al cuidado, un acto de amor a fin de cuentas. Es por esa razón que la muestra se tituló ‘Anidar’.
Fuentes ha decidido crear sin etiquetas. No se cuestiona si al momento de dar una pincelada se aproxima al realismo o escapa hacia la abstracción. Lo suyo es la libertad, la intimidad.
“Como nunca tengo una idea predeterminada, algunas piezas tienen otras piezas abajo. Si no me parece que esté bien construido, entonces lijo. Pero a lo mejor otra parte sí es efectiva y decido dejarla, por eso algunas piezas tienen hasta veinte o treinta capas de pintura”.
En las creaciones pictóricas de Ana Fuentes es frecuente la figura humana, especialmente la de una niña. “Creo que me parecía la mirada más pura, la expresión más auténtica. Un niño no posa”.
Sobre la inauguración de su exposición, la artista dijo sentirse honrada. Todas las obras de ‘Anidar’ habitan en Torreón y se han reunido para celebrar los primeros treinta años del Museo Casa del Cerro.