
Para desarrollar el estudio, se consideraron dos aspectos clave en relación a la seguridad. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Es necesario impulsar políticas de inclusión que permitan la convivencia de todos los sectores de la sociedad, afirma analista.
Las ciudades experimentan transformaciones sociales en el espacio urbano debido a un fenómeno conocido como segregación residencial; Torreón no está al margen de dicha tendencia, lo cual hace necesario impulsar políticas de inclusión que permitan la convivencia de todos los sectores de la sociedad.
Abraham Salazar, autor del libro Segregación residencial en el campo social: análisis de la zona urbana de Torreón, egresado de la maestría en Ciencias Sociales para el Desarrollo Interdisciplinario de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila, y especialista en sociología urbana, expone que, en esta ciudad, la distribución desigual de recursos y oportunidades entre las diferentes colonias han sido determinantes.
La segregación residencial se refiere a la concentración de grupos sociales específicos en áreas particulares de una ciudad, en función de factores como la raza, etnia, nivel socioeconómico o religión. Este proceso conduce a la separación espacial y al aislamiento de distintos grupos en las zonas urbanas.
El grado de segregación residencial se ve influenciado por la concentración espacial de grupos sociales, la homogeneidad social en diferentes partes de la ciudad y el prestigio social o estigma asociado a ciertos barrios o distritos.
Abraham Salazar refiere que su análisis se centra en la distribución de los diferentes niveles de capital dentro del espacio urbano, cuyo eje de diferenciación está marcado por el proceso histórico de esa distribución desigual de recursos en nuestra ciudad.
"Torreón es una metrópolis moderna que supo aprovechar las políticas de desarrollo industrial y comercial impulsadas durante el periodo porfirista a finales del siglo XIX. Factores como su ubicación geográfica estratégica y la conexión ferroviaria contribuyeron al rápido crecimiento de la villa de Torreón", señala.
Sin embargo, la diferenciación de clases sociales siempre se ha reflejado en el espacio urbano. A principios del siglo XX, las clases más altas se establecieron en áreas como la avenida Morelos y la calzada Colón, mientras que las clases obreras ocuparon asentamientos informales al sur de las vías férreas, lo que hoy se conoce como el sector poniente.
Por lo tanto, la ocupación racional del espacio urbano, entendido como un proceso de modernidad, es también el eje de diferenciación que agudiza las distancias sociales entre las clases.
FRACCIONAMIENTOS CERRADOS
El estudio de Abraham Salazar plantea que, en cierta forma favorecido por la inseguridad, en Torreón se dio un fenómeno de "autosegregación", con la proliferación de fraccionamientos cerrados.
"Existen diferentes tipos de segregación residencial. En los países receptores de migración, se crean guetos raciales mediante políticas de confinamiento que concentran a grupos sociales vulnerables en áreas marginales. También existe un tipo de segregación que se da por default, esto se refiere a los efectos socioespaciales por el deterioro y/o abandono de los servicios públicos en ciertos sectores o zonas de la ciudad.
Por último, se identifica la segregación presuntamente indolente o positiva que alude a los procesos de "autosegregación" de las clases media y alta, en los cuales buscan vivir en conjuntos habitacionales cerrados suburbanos, donde a partir de una posición de privilegio se cuenta con los mejores servicios y equipamiento urbano" explica.
Para desarrollar el estudio, se consideraron dos aspectos clave en relación a la seguridad. Por un lado, se analizaron los datos georreferenciados de los delitos, por ejemplo, los robos a casa habitación. Por otro, se llevó a cabo una serie de entrevistas con residentes de fraccionamientos que decidieron cerrar sus colonias para explorar las razones detrás de esta elección.
Con este análisis se identificó una categoría denominada "la construcción social del otro como peligroso", que se refiere al miedo a la diferencia y quedó de manifiesto en extractos de las entrevistas, donde se etiquetaba como peligrosa a cualquier persona que no fuera de la colonia, lo que implicaba un rechazo a compartir espacios con grupos sociales diferentes.