En el proceso de envejecimiento hay tres factores básicos: biológico, sociológico y psicológico.
Los cambios biológicos complejos dependen de características hereditarias, nutrición, disminución de las funciones sensoriales como audición o visión, enfermedades, traumatismos y estilo de vida. La mejor garantía de una vida prolongada es tener padres con vida larga.
A medida que una persona envejece, el sistema nervioso central se torna menos fuerte con trastornos relativamente menores o sus combinaciones, pueden causar déficit en la cognición y la respuesta afectiva.
Pueden padecer "Hipocondriasis" que se caracteriza por preocupación exagerada y sin fundamento sobre el estado de salud y exageración de los sufrimientos, reales o imaginarios.
Los factores sociológicos derivan de situaciones de estrés relacionados con la ocupación, la familia y la comunidad. Cualquiera o la totalidad de estas áreas puede alterarse en un fenómeno general que experimentan las personas de edad avanzada a medida que mueren amigos, se alejan los hijos y el ambiente se torna menos familiar.
El aislamiento psicológico de las personas de edad avanzada suele relacionarse con una pérdida de la autoestima, que se basa en la inseguridad económica de la edad avanzada que es congruente con la pérdida de independencia, el reconocimiento de la disminución de la habilidad física y mental y el temor de la muerte que se aproxima.
A nivel mundial, el número de adultos mayores de 65 años o más fue de 727 millones en 2020, y se prevé que este número supere los 1500 millones en 2050. La caries dental y la enfermedad periodontal son las enfermedades orales más comunes entre las personas mayores.
La Organización Mundial de la Salud define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. En los últimos años, cada vez más trabajos de investigación se centran en la función oral, en lugar de meras enfermedades orales.
Varios estudios informaron que el rendimiento masticatorio deficiente se asoció con una función física disminuida, una ingesta nutricional disminuida, deterioro del estado cognitivo, enfermedades sistémicas y afecciones como accidente cerebrovascular, anorexia, dispepsia, sarcopenia, progresión de la fragilidad, mortalidad y mala calidad de vida.
Aunque la salud mental, la función social y el bienestar son atributos importantes para la salud, se consideran resultados con atributos subjetivos.
El rendimiento masticatorio evaluado objetivamente de forma directa y la fuerza de mordida máxima evaluada objetivamente de forma indirecta se incluyeron como resultados relacionados con la masticación. Esta revisión tuvo como objetivo resumir la evidencia disponible en la literatura sobre las asociaciones entre el rendimiento masticatorio evaluado objetivamente y las enfermedades sistémicas crónicas y la función física en adultos mayores.
De los 5133 registros identificados, 39 estudios (43 artículos) se incluyeron en esta revisión. Se encontraron asociaciones negativas significativas entre el rendimiento masticatorio y el accidente cerebrovascular, la sarcopenia, la esclerosis lateral amiotrófica, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la dispepsia, la disfagia, la anorexia y la aterosclerosis carotídea.
Se encontró una asociación negativa significativa entre la fuerza de mordida máxima y la sarcopenia.
Se han informado asociaciones negativas entre la función masticatoria de los adultos mayores y la presencia de varias enfermedades sistémicas en varios estudios, lo que llama la atención de los clínicos sobre la función masticatoria de los adultos mayores que padecen ciertas enfermedades sistémicas o disfunciones físicas, y sobre la necesidad de mejorar su capacidad masticatoria para lograr un envejecimiento saludable.
