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Productos baratos y abundantes, ¿Llegando a su fin?

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JUAN MANUEL GONZÁLEZ CERDA

La época de los productos baratos abundantes puede estar llegando a su fin. Los precios están subiendo porque, a partir de la pandemia, los suministros de bienes han tenido grandes limitaciones, lo peor de todo es que al parecer, estos cambios pueden persistir.

Durante las dos décadas pasadas las empresas y los consumidores se beneficiaron de las conexiones transfronterizas las cuales mantuvieron un suministro constante de aparatos electrónicos, ropa, juguetes y otros productos de forma tan abundante que eso ayudo a mantener los precios bajos.

La pandemia continúa impactando y la guerra en Ucrania sigue afectando al comercio. Parece que el período de abundancia esta pasando por una reversión parcial.

Las empresas están rediseñando la logística de dónde conseguir sus productos y abastecer sus inventarios, esto significa una menor eficiencia y costos más altos. Si esta tendencia perdura, ese alejamiento sincronizado de la globalización podría tener consecuencias importantes para la inflación y la economía del mundo.

Los economistas están analizando si los recientes problemas en la cadena de suministros y los conflictos geopolíticos darán como resultado una reversión o una reconfiguración de la producción mundial, podría suceder que las fábricas que fueron enviadas al extranjero regresen a Estados Unidos y a otros países que representen un menor riesgo político.

Si esto ocurre, la disminución de precios que se ha presentado en décadas podría llegar a su fin o incluso empezar a ir en la dirección contraria y estimular una inflación generalizada. Más o menos desde 1995, los productos duraderos como los autos y las herramientas han mantenido controlada a la inflación, y los precios de los productos no duraderos como la ropa y los juguetes a menudo han aumentado, pero poco a poco.

Esas tendencias comenzaron a cambiar a fines de 2020, después del inicio de la pandemia, cuando se dispararon los costos de envío y la escasez chocó con una fuerte demanda que elevó más los precios de los autos, los muebles y las herramientas. Aunque pocos economistas esperan que sigan al alza los vertiginosos precios del último año, la pregunta es si durará la tendencia hacia productos al menos un poco más caros.

La respuesta podría depender de si se establece un alejamiento de los procesos instaurados por la globalización. Al respecto, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, dijo en un evento del mes de abril pasado: "Sin duda sería un mundo distinto, podría ser un mundo donde tal vez haya una mayor inflación, tal vez una menor productividad, pero donde las cadenas de suministro sean más resilientes y robustas". Continuó Powell "No queda claro que lo que estemos viendo sea una reversión de la globalización, lo que sí es claro es que hoy es más lenta"".

El periodo de globalización que prevaleció antes de la pandemia volvió más baratas muchas de las cosas que compran los estadounidenses. Las computadoras y otras tecnologías apoyaron para hacer fábricas más eficientes que produjeron zapatos deportivos, muebles y aparatos electrónicos a un ritmo histórico sin precedentes.

Las empresas redujeron los costos de producción al instalar sus fábricas en el extranjero, donde los sueldos eran más bajos. La adopción de contenedores de acero y barcos cargueros cada vez más grandes permitió que, por precios asombrosamente bajos, los productos se llevaran a toda velocidad de Bangladesh y China a Seattle y Tupelo, Misisipi, así como a todas partes.

Estos cambios también tuvieron consecuencias para los trabajadores en las fábricas estadounidenses, quienes vieron cómo muchos trabajos en los Estados Unidos desaparecían. La reacción negativa frente a la globalización ayudó a que el expresidente Donald Trump ganara la presidencia ya que prometió regresar las fábricas a Estados Unidos.

Sus guerras comerciales y el aumento de aranceles provocaron que algunas empresas sacaran sus operaciones de China, aunque lo más común es que las movieran a otros países de bajos costos como Vietnam y México.

La pandemia también provocó cierres de fábricas y demoras del transporte de algunos productos y partes, entre ellos semiconductores cruciales para los aparatos electrónicos, los electrodomésticos y los autos. Los costos de envío se han disparado diez veces en apenas dos años, lo cual ha eliminado el ahorro de fabricar los productos en el extranjero.

Notoriamente, a partir de finales de 2020, los precios de las lavadoras, juegos de sala y otros productos grandes saltaron de forma dramática cuando las limitantes de producción chocaron con una demanda alta. La inflación se ha acelerado.

La invasión de Rusia a Ucrania ha dificultado aún más las cadenas de suministro, lo cual ha aumentado los precios del gas y otros productos básicos en meses recientes y ha servido para que el índice de la inflación que vigila tan de cerca la Reserva Federal haya subido un 6,6 por ciento. Este es el ritmo inflacionario más veloz desde 1982 y el alza de los precios está tocando el nivel más alto en décadas en muchas de las economías avanzadas, entre ellas la eurozona y el Reino Unido.

Muchos economistas esperan que el aumento de los precios se enfríe de manera significativa en los meses por venir, eso ayudaría a calmar el alza general de los precios. Los datos de marzo sugieren que ha empezado a moderarse. Aumentar las tasas de interés de la Reserva Federal podría servir para templar las compras, conforme se vuelvan más caros los préstamos para comprar autos, máquinas y provisiones para el mejoramiento del hogar.

Todavía no queda claro cuánto se acercarán a casa las fábricas que se fueron al extranjero. En 2020 y 2021 Estados Unidos estaba importando más productos manufacturados desde países de bajos costos. No obstante, más firmas reportaron haber sacado sus cadenas de suministro de China para llevarlas a otros países y los ejecutivos estadounidenses se mostraron más positivos ante la idea de traer más manufactura a Estados Unidos.

Katherine Tai, la representante comercial de Estados Unidos, dijo que los consumidores estadounidenses habían disfrutado del "lujo" de los precios bajos de los productos importados durante mucho tiempo, pero eso "estaba construido sobre algo que era muy frágil". Y los estadounidenses no solo son consumidores, agregó.

También son trabajadores que tienen que competir en un mercado global por el talento donde la globalización realmente ha erosionado las oportunidades y los salarios del estadounidense promedio.

Los riesgos económicos y políticos junto con los cálculos del costo del carbono están alentando a las empresas a acercar gradualmente su fabricación a Estados Unidos, esta tendencia se está acelerando. Por otra parte, para 2050, una de cada seis personas en el mundo será mayor de 65 años, según estimaciones de Naciones Unidas, un aumento en comparación con 2019 cuando era una de cada once.

Este envejecimiento implica que, después de décadas en las que gracias a una nueva fuerza laboral disponible en el mundo era barato y fácil encontrar empleados, la reciente escasez de mano de obra a nivel mundial podría ser muy larga y esto quizá aumente los salarios y las empresas podrían pasarles los elevados costos de la mano de obra a los clientes subiendo los precios.

Fuentes de referencia: The New York Times, The Washington Post.

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