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El político Geraldo Alckmin, posible compañero de fórmula del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva para las elecciones de octubre en Brasil, fue acusado de haber financiado de forma irregular al menos dos de sus campañas para la Gobernación de Sao Paulo, confirmaron este miércoles fuentes oficiales.
Las sospechas parten del expresidente de la empresa Ecovias, Marcelino Rafart de Seras, quien firmó un acuerdo de colaboración con el Ministerio Público de Sao Paulo en el que confesó diversas prácticas corruptas cometidas bajo su gestión.
Fuentes de la Fiscalía indicaron que Rafart de Seras declaró que la compañía pagó "más de tres millones de reales (unos 600,000 dólares)" para financiar, "vía caja B", las campañas de Alckmin a gobernador de Sao Paulo en 2010 y 2014.
Una parte de ese montante lo recibió en efectivo el cuñado del exgobernador paulista, Adhemar Ribeiro, de acuerdo con el testimonio.
El acuerdo de colaboración, que tramita en la esfera civil y aún debe ser validado por la Justicia, es de hace dos años, pero solo fue homologado en la víspera por el Consejo Superior del Ministerio Público, cuando faltan poco más de seis meses para los comicios presidenciales.
Alckmin, un político liberal que gobernó Sao Paulo por cuatro mandatos y que ya fue citado en el pasado por exejecutivos del Grupo Odebrecht -ahora Novonor-, igualmente por sospechas de corrupción, está en conversaciones con Lula para sumarse a su hipotética candidatura como aspirante a vicepresidente.
Lula ha admitido públicamente esa posibilidad e incluso la ha defendido en varias entrevistas ante la necesidad de crear un "movimiento político amplio" capaz de derrotar al actual gobernante, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien buscará la reelección.
Sin embargo, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) insiste en que aún no hay nada definido, ni siquiera su candidatura, a pesar de que es dada como cierta en todos los círculos políticos.
Las nuevas sospechas contra Alckmin, siempre criticado por una parte de la izquierda que no ve con buenos ojos su inclusión en la eventual candidatura de Lula, llegan además poco después de que la Justicia tumbara la última causa penal abierta contra el expresidente brasileño, igualmente por sospechas de corrupción.
Lula llegó a ser condenado dos veces y pasó 580 días en prisión por procesos relacionados con la operación anticorrupción Lava Jato, si bien las sentencias fueron anuladas el año pasado por la Corte Suprema, con lo que recuperó sus derechos políticos.
A partir de ahí, todas las investigaciones en contra del antiguo sindicalista fueron archivándose una a una, la última el pasado 2 de marzo por orden también de un magistrado del Supremo.
Por el momento, todos los sondeos de opinión de cara a las presidenciales dan una clara ventaja a Lula, que obtendría más de un 40 % de los apoyos, frente al 30 % que lograría como máximo Bolsonaro.
