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Contexto Lagunero

Poder alcanzar las oportunidades

JUAN MANUEL GONZÁLEZ CERDA

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, 43% de los empleadores a nivel global reconocen que se les dificulta encontrar candidatos a empleos que tengan las competencias necesarias para cubrir las vacantes existentes. Por otra parte, Manpower Group -firma de capital humano-, afirma que el mercado laboral está experimentando la mayor revolución de habilidades solicitadas por un empleador: habilidades de comunicación, para priorizar, adaptabilidad, iniciativa, integridad, pensamiento analítico y habilidades de interacción, entre otras.

Hoy se confirma de nuevo, como hace 15 o 20 años, que la capacitación que se adquiere en la formación académica, tiende a ser obsoleta muy rápido. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), concluye que la región de América Latina tiene la mayor brecha mundial entre las competencias disponibles y las que requieren los negocios de la actualidad.

Si, educar significa "sacar" lo que la persona lleva por dentro. La educación abarca la personalidad completa del hombre, corporal, intelectual y espiritual, en todas sus facetas. La enseñanza, como parte muy importante de la educación, se ha dirigido principalmente a suministrar conocimientos. ¿Por qué? Hasta ahora se han enseñado conocimientos, pero no se ha enseñado a pensar. Se ha enseñado incluso dónde y cómo encontrar todo tipo de conocimientos, pero no se ha enseñado la manera de combinar conocimientos para obtener otras ideas, ideas nuevas, innovación. Se han enseñado las reglas del pensamiento lógico, pero no se ha enseñado las de la producción de pensamientos nuevos. Se ha enseñado cultura, pero no se ha enseñado originalidad. Se ha enseñado los frutos de la inteligencia, pero no se ha enseñado a tener más inteligencia. A lo largo de los siglos, hemos dado peces, pero no se ha enseñado a pescar.

No basta con que existan oportunidades, también es importante que las oportunidades estén allí, abiertas para todos aquellos que quieran opta por ellas. Debemos procurar que crezca cada vez más el número de los que se encuentren en verdadera opción de querer optar por ellas. Todo hombre normal puede aprender cualquier cosa, prácticamente a cualquier edad, si se le presenta en un lenguaje adecuado. Todo hombre normal puede alcanzar cualquier meta que cualquier otro hombre normal haya alcanzado. La gran mayoría de los hombres somos normales. Pero la gran mayoría nos creemos incapaces de hacer muchas cosas. Pero no lo somos.

Sacar lo que la persona lleva dentro, la inteligencia, fundamentalmente, es resultado de la educación. Por eso, la educación es de la competencia, primero, de los padres y maestros y también de psicólogos y neurólogos y bioquímicos y pensadores, sin que los psicólogos, neurólogos, bioquímicos y pensadores signifique, ni siquiera tantito, que la persona no es normal.  Ni la raza, ni la herencia, ni el sexo, ni la edad, determinan la capacidad intelectual de un ser humano. No es cierto que "Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo hace". Falso, totalmente falso. Si eso fuera cierto toda educación sería inútil. Ningún niño trae del claustro materno, ni siquiera los conocimientos más elementales para poder subsistir. La naturaleza sola da muy poco. Es "Salamanca" la que completa, realiza y perfecciona todo, es uno mismo y su educación. Hay una frase todavía más dañina: "Con eso se nace, eso no se hace". Prácticamente se nace con nada. Prácticamente todo se hace.

Pero el camino que se escoja en la vida y el asegurar el acceso a él no depende sólo de la inteligencia, hay que ponerle un motor a la inspiración. Nada puede realizarse sin trabajo. Sin tiempo. Sin fe. Cuando se tiene fe, uno está dispuesto a todos los sacrificios. Si no es así, no se tiene fe. Jamás ha podido realizarse nada que valga la pena sin una alta dosis de entusiasmo. Con los pensamientos amamos y sentimos. También los sentimientos piensan. La pasión despierta al intelecto. A su manera, los sentidos también razonan. Es el hombre total el que realiza la faena, el hombre íntegro, con él mismo y con sus circunstancias, con todo lo que es y representa, con todo lo que lleva por dentro y por fuera, con todo lo que ha dejado atrás y todo lo que ansía.

Por inclinación natural, tenemos una marcada tendencia hacia la comodidad. Y es muy probable que aquella contra la que es más difícil luchar sea la comodidad del pensamiento. Nos sentimos muy a gusto transitando el camino que nos es familiar. Es muy difícil disponerse a transitar por caminos distintos a aquellos que otros han trazado y que hemos recorrido más de una vez. Debemos partir de la base de que el principal obstáculo para el pensamiento creador es la rutina del pensamiento, el vivir la vida de acuerdo con lo que se nos presente. Muchas ideas no pueden entrar al cerebro, no porque no haya cabida para ella, sino porque otras ideas les cortan el paso. En mayor o menor grado todos sufrimos del horror de buscar la novedad.Por otra parte, se nos ha dicho que debemos buscar la vocación, así, en singular, para encontrar nuestra oportunidad de hacer, de realizarnos. Pero es muy difícil que una persona tenga inclinaciones solamente para una determinada actividad, en mayor o menor medida todos estamos rodeados de vocaciones vitales diversas. No se debe considerar que cada persona tiene una sola vocación, más bien, lo que existe es una "multivocacionalidad". Al mismo tiempo se pueden tener dos o más vocaciones con la misma intensidad de presencia; y ellas pueden modificarse y cambiar a lo largo del tiempo. Para todos nosotros, la única vocación permanente es la vocación de vivir.

Uno busca muchas veces las razones de su propio fracaso en el medio ambiente, al que considera hostil, cuando donde hay que buscarlas es dentro de uno mismo. El que tiene una obra por realizar la realiza por encima de todo. Lo mismo sucede en el plano de lo colectivo: los pueblos también tienen la tendencia a justificar sus fallas, atribuyéndole a otros lo que muchas veces constituye una responsabilidad indelegable.

Para salir adelante en cualquier aspecto de la vida, tenemos que ser muy realistas, aunque el reconocer la realidad, duela. Y partir de ahí para cambiar la realidad, la de cada uno y la de todos.

Fuentes de referencia: Harvard Business Review. Luis Alberto Machado, La Revolución de la Inteligencia.

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