Después de semanas de total e insoportable silencio, Santos Laguna estuvo en posición de anunciar sus movimientos para el siguiente torneo. Leo Suárez y Franco Pizzichillo son nuevos Guerreros mientras que Ibargüen, Isijara y Alessio Da Cruz son bajas además de Diego Valdés vendido al América. A lo anterior le podemos agregar a Pedro Caixinha que llega por Guillermo Almada y el regreso del Canterano Diego Medina que viene después de una buena actuación con la Jaiba Brava.
La situación de tanto silencio hizo que en redes sociales todo explotara. La gente se desesperó ante un hermetismo que yo considero rayó en la falta de respeto. Hay otras formas de manejarse que con tanta distancia hacia medios y afición. Uno entiende que quizá al anunciar intereses por jugadores y demás las cosas se pueden caer pero lo de este receso ya fue demasiado. El propio Club le abrió las puertas a los chismes y a las especulaciones. Las claras filtraciones de información que vienen de adentro, muestran que la situación ya era insoportable. Nada se pierde si se anuncia que se buscan dos refuerzos y que Alessio causa baja por motivos personales, tan tan.
Se le está fallando a la afición cada vez más. No sé si dentro del Club vean el acumulado de coraje que cosas tan simples y tan evitables provocan en su principal activo que es el aficionado. ¿Por qué seguir anunciando renovaciones? ¿Por qué el mal trato a los abonados? ¿Por qué personal del Club festejando el título del Atlas, vestidos del ¡Atlas!? Se está estirando demasiado la cuerda ya.
Y de acuerdo que en lo deportivo no se está mal, cuando el balón rueda y el Santos demuestra el equipo que es, muchas cosas se olvidan de momento. Es indudable que la habilidad de la organización para que este equipo en lo deportivo siga peleando campeonatos es admirable. Sin embargo, los golpes al corazón y al cariño a veces ya no tienen solución. Cuidado, señores. Nada es para siempre.
