(CORTESÍA)
Las actividades extraescolares, sobre todo las enfocadas en la cultura, tienen la función no de crear profesionistas, sino de abrir las puertas a una formación integral, en la que no se pierda el sentido humano.
Esto es lo que piensa el docente Javier Arturo Lazalde, quien se encuentra a cargo de una serie de talleres que el Instituto Tecnológico de la Laguna (ITL) ha puesto a disposición de sus estudiantes.
La oferta que tiene bajo su responsabilidad se compone de los talleres de Apreciación de las artes y cinematográfica, Teatro, Literatura, Lectura y redacción, Círculo de lectura. Todos se encuentran abiertos a los alumnos del ITL
En charla con El Siglo de Torreón, el docente habla sobre su experiencia como encargado de talleres y actividades escolares, y cómo han beneficiado a sus alumnos.
En contra del prejuicio
El propio Lazalde consideró que hay una creencia, falsa por lo demás, de que la cultura no tiene espacios y no en todos los lugares interesa. En su experiencia, originada desde casa, ha visto cómo se ha combinado la cultura y la ciencia gracias a su papá y su abuelo.
Le resulta claro que a la cultura no siempre se le da la debida importancia, y antes suelen estar los deportes, pero hay instituciones, dice, como las pertenecientes al Instituto Nacional de México, que se han dado cuenta de sus huecos y trabajan para dar una solución.
Es ahí en donde ha entrado Lazalde, quien tiene una formación humanista por ser egresado de la licenciatura en Letras, y quien está capacitado para impartir esa clase de contenidos.
“También tiene uno que tener en mente, en todo momento, los objetivos de la institución, en el caso el Tec es formar ingenieros, no artistas. Por eso la carga de horas está centrada en esas materias. Pero, aunque el tiempo disponible no sea mucho, los talleres les ayuda a su formación integral”.
Los propios alumnos, sin importar su carrera, han sido receptivos. Además, ha tenido estudiantes de todos los niveles, pero recomienda que se acerquen desde los primeros semestres, cuando se encuentran muy ilusionados por el inicio de clases y no tienen en la cabeza preocupaciones como la titulación o las prácticas profesionales.
Los resultados
En estos años, Lazalde ha visto la manera en que los jóvenes disfrutan estas actividades, que los sacan de la rutina escolar, y también ha recibido comentarios positivos de sus estudiantes. Además ha comprobado que el contacto con las humanidades les resulta útil para su propia vida, tanto escolar como dentro del propio tecnológico. Ya sea socializar, mejorar su expresión oral y escrita, o que en ellos nazca un genuino interés por las artes, son varias las muestras de éxito que ha visto en estos esfuerzos culturales.
“Algunos siguen haciendo teatro después de salir o hay a quienes me he topado en exposiciones de artes plásticas”, dice.
¿Qué entendemos por formación integral?
Desde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es definida como aquella que “tiene como objetivo central la consolidación de los alumnos como estudiantes, es decir que la mayoría logre el máximo aprovechamiento de su esfuerzo, y como seres humanos valiosos y creativos”. Es ahí donde entran los talleres extracurriculares, para fomentar el desarrollo humanístico, cultural, artístico, recreativo, cívico, deportivo y de salud.
