El beisbol es un deporte de muchos números. Prácticamente de todo lo que sucede en el terreno de juego se lleva cuenta. Y ahora con el avance de la tecnología informática esa característica, que tanto apasiona a los verdaderos aficionados a la pelota, se ha incrementado hasta llegar a niveles impresionantes.
Los números con que se registran las jugadas, los resultados, desempeño, lances y tantas otras circunstancias como las que se presentan en el beisbol, tienen como consecuencia natural que haya récords. Es decir, marcas de esto y de aquello consideradas como superiores a lo realizado hasta un determinado momento. Marcas que muy seguramente con el tiempo alguien habrá de superar, para establecer un nuevo récord. Por eso se suele decir que los récords se hicieron para romperse, es decir, para algún día ser superados.
A lo largo de su carrera como pelotero profesional Moisés Camacho, lagunero oriundo de Tlahualilo y miembro del Salón de la Fama del beisbol mexicano, estableció varios récords. El primero, muy joven, pues contaba apenas con 20 años de edad, en la temporada 1952-53 de la vieja Liga de la Costa del Pacífico jugando para los Yaquis de Cd. Obregón conectó 8 hits consecutivos en otros tantos al bat, lo que hasta entonces nadie había logrado.
En la Liga Mexicana de Beisbol fue el primero en acumular 2,000 hits bateados, cifra que alcanzó en Veracruz el 13 de abril de 1970 jugando para Poza Rica. Al año siguiente su amigo Ronnie Camacho sumó este mismo número de imparables. Por cierto ambos, Moi y Ronnie, fueron compañeros de equipo primero en Nuevo Laredo y después en Puebla. Por su gran poder con el tolete y como frecuentemente iban uno y a continuación el otro en el orden al bat, los cronistas beisboleros los apodaron "los Camacho de la destrucción".
Sin duda el récord más espectacular alcanzado por "Moi" Camacho durante su carrera, cuando apenas tenía 22 años de edad, fue haber bateado de 7-7 en un juego de nueve entradas, es decir, que en sus siete turnos al bat conectó otros tantos imparables. Esta hazaña la logró el 4 de junio de 1954 jugando para el equipo de Mexicali, contra Cananea, en la Liga Arizona-México. En esa ocasión conectó 2 hits sencillos, 1 hit doble, 1 hit triple y 3 jonrones. En total produjo 13 carreras y anotó 4 de las 28 que hizo su equipo, contra 5 de Cananea. Nótese que además bateó el ciclo, es decir, al menos un imparable que lo llevó a cada de las cuatro estaciones.
Hasta entonces nadie en el beisbol profesional en país alguno había logrado esta proeza. El siguiente y único caso a la fecha se presentó el 16 de septiembre de 1975, cuando el jugador Rennie Stennett de los Piratas de Pittsburgh, por cierto también 2ª base como Moi, jugando en el Wrigley Field de Chicago su equipo venció a los Cachorros 22 carreras a 0. En ese juego Stennett bateó cuatro hits sencillos, par de dobles y un triple. No completó el ciclo, porque le faltó el jonrón. En ese sentido Moi lo supera, no sólo por haber hecho el ciclo sino por haber bateado tres estacazos de vuelta entera.
Finalmente, vale decir que el lagunero Moi Camacho ha sido designado como 2ª base del equipo ideal del beisbol mexicano de todos los tiempos, integrado exclusivamente por los máximos jonroneros de cada posición.
También forma parte de esta misma categoría de jugadores del equipo ideal para una temporada, que fue la de 1963, en que conectó 29 cuadrangulares jugando para el equipo Pericos de Puebla.
Muy merecidamente, en consecuencia, el Unión Laguna, equipo en el que Moi Camacho inició su carrera y es además el de la región en que nació, retiró para siempre el número que él usó en su uniforme, el 21, que nadie más podrá utilizar, en perenne reconocimiento a su trayectoria como beisbolista.
