
María del Socorro era trabajadora del departamento de Vivienda, ubicado en un segundo piso, al que debía llegar con su tanque de oxígeno. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Fernando Aguilera pide justicia por la vida de su esposa, María del Socorro Castillo, quien siempre “estuvo al pie del cañón” en su trabajo en el Ayuntamiento de Gómez Palacio, donde acudía con su tanque de oxígeno debido a las secuelas que le dejó el COVID-19.
Fue el 3 de diciembre del año pasado que la señora de 55 años y madre de tres hijos, uno de ellos de 15 años de edad, perdió la batalla contra la serie de complicaciones que el virus le dejó debido a la serie de comorbilidades que sufría. Su esposo, aún con dolor al recordar, dijo que fue en noviembre cuando “su calvario” comenzó.
Aunque venció la enfermedad, siempre luchó con la falta de oxígeno que le dejó el virus al afectar seriamente sus pulmones. Pese a su condición, sus “jefes”, como mencionó nunca le creyeron .
A diario utilizaba tres tanques de oxígeno que le representaban un gasto de 600 pesos.
“Ella estuvo trabajando con un tanque de oxígeno en su oficina, cosa que no se vale, no tenía por qué estar así. El mismo patrón me decía: ‘venga por ella, se puso mal, vaya cómprele el oxígeno’”, recordó el hombre.
María del Socorro era trabajadora del departamento de Vivienda, ubicado en un segundo piso, al que debía llegar con su tanque de oxígeno y en sus últimos días con un condensador que pudo comprar con el apoyo de sus amigos.
Reconoce que en el ISSSTE también hubo una mala atención, pues nunca fue canalizada con el médico especialista, a pesar de que su condición empeoraba. “El médico del ISSSTE nada más le dio unas cuatro incapacidades. Pero el doctor familiar solo le daba paracetamol para el dolor”, comentó.
Por estas situaciones que sufrió su esposa, asegura que está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias, pues mencionó que luchará por una pensión para su hijo de 15 años de edad.