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Balón dividido

Historias e histerias

ALEJANDRO TOVAR

Al paso del tiempo, el hombre descubre que estamos hechos para ciertas cosas y que tanto el amor como el futbol, son como el poeta que siempre resucita, pues tienen personajes al centro con habilidad para acotar espacios y detalles finos y que ambas pasiones, tejen historias de un delirio que los cultos ven con un nivel de indiferencia, porque son sentimientos a veces, sin lógica.

En el balance de la agonía, cuando la gente de futbol siente que se va al infierno, cuando a muchos les asalta la idea de vivir aquello que en la vida real no podemos vivir, se mira la obligación de buscar respuestas hasta en el viento y aunque muchos  quisieran  y gustarían siempre de estar donde solo ocurre lo bello, la verdad está solo en seguir caminando, descubriendo y creando.

Cuando Messi conectó de zurda, superando el cierre desesperado de Herrera y doblando a Ochoa, finalizó su búsqueda por el alma de su pueblo y nos convenció, una vez más, que hay tristezas que no terminan y que hemos venido acumulando desde siempre. Que uno recuerde, tiro de esquina que Del Sol despeja con la mano, toma Gento, se quita a Cárdenas y arranca como una bala dejando atrás a Nájera y Del Muro, toca a Peiró y éste fusila a Carbajal en el último instante del México-España en Chile, 1962. Desde ahí comienzan el llanto y la eterna pena.

En 1966 después del 1-1 con Francia, Charlton nos enfrió con un tirazo desde fuera del área. En 1970, llega la Italia de Mazzola, Riva, Domenghini, Rosato, Rivera, Burgnich, Facchetti, Albertosi para sepultarnos en Toluca. En el 78 masacrados por Alemania en Argentina. Total con varias ausencias y vuelta al 86 en Monterrey, fallando los penales, como igual en USA 94. Una maldición.

De todas las cuentas, se termina culpando en línea a Miguel Mejía Barón, Manolo Lapuente, Ricardo Antonio La Volpe, Javier Aguirre, Miguel Herrera, el colombiano Osorio y ahora a Martino y ¿en qué porcentaje lo son? Porque en esa balanza caben también los dirigentes y los jugadores, los propietarios y los que han ideado y sostenido la mediocre Liga MX que aviva el fuego de lo increíble haciendo una competencia absurda, lluvia de extranjeros y clausurando el descenso. 

Siempre es lo mismo. Luego viene otro técnico y a recomenzar. El detalle es volver a las bases, limitar el número de extranjeros, que la liguilla saca dinero solo convoque a los primeros cuatro, que vuelva el descenso, que se elimine la multipropiedad y que una mano santa obligue a los jugadores a salir de su zona de lujo y exclusividad, pues algunos de ellos están sobrevaluados.

Deben irse varios veteranos y dejar que llegue una nueva generación en la búsqueda del tiempo perdido, donde se apele a los sentimientos y a los instintos, entrar en una etapa donde los medios sean un altavoz de los que no tienen tribuna y regresar al efecto de que el futbol es un deporte y no la industria en que se ha convertido, donde se privilegia el dinero y no se prioriza el juego .

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