(ANTONELLA MASCIARIELLI)
Fue a los 23 años que Fernando Manuel Gallegos decidió dejar la carrera de Psicología y su vida en Torreón para mudarse a Guadalajara a buscarse un lugar en la música.
Su compromiso consigo mismo no sólo era aprender, sino destacar su talento tocando el piano y en este camino encontrar una forma de ayudar a otros.
Así, además de presentar sus composiciones en diferentes espacios, crear el proyecto de Mis Primeras Notas y regresar a su ciudad natal a ofrecer un concierto en el Teatro Isauro Martínez, el pianista persiste en promover una cultura de paz y apreciación de la propia naturaleza mediante su música.
¿Por qué buscaste trasladarte a Guadalajara?
Fue algo muy circunstancial, porque realmente yo no conocía la ciudad y la única referencia que tenía era que encontré una universidad de música aquí, a donde entré. Además tenía un amigo conocido, que sabía que estaba en Guadalajara, me pongo en contacto con él a ver si me ayuda a recibirme un tiempo en lo que me acomodo y después a ver para dónde me hago y fue así, ni siquiera conocía la ciudad, había escuchado algo, pero no conocía.
¿Cuando empezaste a aprender música no te llamó la atención otro instrumento?
Fíjate que no, porque yo tenía muy claro qué instrumento iba a ser. Iba a ser el piano, lo tenía siempre muy claro. Además yo ya había tratado de tocar algo de guitarra, de cantar un poco, pero fui muy honesto conmigo mismo y me dije: no va por ahí la cosa. Era más bien especializarme en el piano, que era el instrumento que siempre me ha gustado, que creía, que sabía que lo hacía bien, que ahí podía desarrollarme.
¿El piano te gustaba independientemente de si eras bueno?
Yo creo que tiene que ver con la facilidad. Porque yo soy de la idea de que hay que hacer lo que también se nos da de manera natural. En mi familia, mi bisabuelo Manuel no era músico de profesión, pero dice mi mamá y mis tíos que de ahí viene la música. Él tocaba el violín, la armónica, creo que él sí cantaba.
El piano también se me presentó muy circunstancial, porque había uno en casa de mis abuelitos y luego en casa de mis abuelos paternos también había una vieja pianola que ahí estaba, también nadie la tocaba más que yo. Entonces como que ahí se me abría el camino con esta posibilidad, con ese instrumento. Y desde que lo escuché, yo sentí ese gancho, yo sabía lo que quería hacer.
¿Cómo fue que creaste el proyecto de Mis Primeras Notas?
Porque cuando yo era niño batallé mucho con los métodos tradicionales de educación. Andaba de un maestro a otro, no me hallaba, no me entendía. Yo quería tocar las canciones que yo quería y no me gustaba seguir otros estilos. Entonces muchos años después, cuando me empezaron a pedir clases de piano, que me hablaba alguna tía para darle clases a algún sobrino, hijos del vecino, por ejemplo, fue que pensé: lo primero que voy a hacer, si voy a enseñar también, es hacer un método contemporáneo que conecte con las nuevas generaciones y que le haga justicia a mi niño interior, porque el primer acercamiento a la música, o te acercas de por vida o te alejas de por vida.
Tenía la idea, me contacté con dos artistas de acá de Guadalajara que me hicieron todo el arte de las ilustraciones, porque está completamente impreso a color y por ahí fui agarrando también camino por la parte educativa, que también es mi sustento. Y claro, al mismo tiempo con esto aspiro a que ya presentando mi música en los teatros, en distintos festivales y demás, agarrar ahí bastante carrera. Pero, pues una cosa va impulsando a la otra.
¿Ha sido complicado seguir este camino de ser pianista?
No, al contrario. Cuando yo empecé a tocar música, que busqué a la gente que se encarga de colocar la música en las plataformas musicales me decían: sabes qué, es que no tenemos dónde colocarte porque no hay aquí en Latinoamérica otro referente del piano. A lo mejor estaba Raúl di Blasio o algunos otros pianistas, estoy seguro que sí había y en vez de desanimarme yo decía, ‘es que esta es una oportunidad porque es algo que no se está haciendo’ y claro que yo iba y me presentaba en cualquier lugar y lo he hecho y a la gente le encanta la música que estoy tocando. Entonces yo tenía muy claro que tenía buena música, que la gente estaba abierta a escuchar, a disfrutar de otra experiencia cultural y artística.
¿Cómo te recibió Torreón con tu concierto?
Nombre, increíble. La gente estaba abierta, receptiva, conmovida. Hubo gente que lloró, recibí un aplauso de pie al final del concierto. Te digo, abiertos a un concepto artístico diferente. Y yo me propuse a darles un concierto a la altura de la ciudad de Torreón, en un lugar histórico y precioso como es el Isauro Martínez, sentarlos a lado de sus familiares en un concierto para toda la familia, en un ambiente agradable y que disfrutaran del piano y de las cuerdas con músicos de la Camerata de Coahuila y de los invitados sorpresa. La gente estaba más que abierta, más que encantados de escuchar el piano, la música que les estoy proponiendo.
¿Te quedaste satisfecho con esta presentación?
Cien por ciento y ya estoy viendo un tema para mi siguiente presentación. Al fin de cuentas voy a regresar a Torreón toda la vida y estoy preparando un concierto en conjunto con la Camerata de Coahuila, imagínate, sería un sueño.
En el caso de la creación de tus piezas, ¿qué sentimiento las impulsa o se generan a partir de qué?
Yo estoy tratando de promover a través de la música una cultura de paz y de apreciación de la naturaleza. Personalmente creo que, además de que es algo que yo me he inculcado y he experimentado durante muchos años, no hay nada más urgente y trascendente que este tema, no sólo para el país, sino para el mundo entero. Estamos enfrentando una crisis climática, un tema de conflictos bélicos externos e internos, por todos lados. Entonces todo lo que consumimos, incluyendo la música, tiene una repercusión y yo estoy tratando de poner ahí en la música un mensaje que impulse estos temas.
Siempre platico con la gente sobre la conciencia, sobre ser conscientes de los recursos, de la naturaleza, de estar bien con uno mismo, de la paz, de la armonía, que por supuesto inicia cuando uno está bien, porque todo a su alrededor prospera.
Además de que encuentro una necesidad y encuentro una oportunidad, pues es algo que hay en mi propia experiencia y en mi propio camino y me ha funcionado, la música de piano ha transformado mi vida y quiero compartirlo con los demás.
¿Y actualmente estás trabajando en algunas piezas en particular?
Sí, todo el tiempo estoy componiendo. Todo el tiempo estoy encontrando cómo voy a crear más y mejor música. Esta oportunidad que tuve en el Teatro Isauro, donde afortunadamente me fue bien, me sirve justamente para hacer más música, para poder trabajar con otros músicos, para hacer campañas, para poder difundir la música que estoy haciendo.
Grabaré un par de canciones a piano solo. Voy a grabar de hecho dos canciones que hice en conjunto con dos alumnos míos. A la mayoría de mis alumnos también los llevo mucho a la parte de la composición, nos ponemos a componer música juntos y esa música se presenta.
¿En Torreón trabajas algún proyecto?
Sí. Ahí lo que estoy haciendo es trabajar con el HECAT, la hermandad del Colegio Americano de Torreón, para impulsar un programa de piano con Mis Primeras Notas.
En una entrevista previa dijiste que te fuiste de Torreón “buscando un sentido y propósito de vida”, ¿lo encontraste?
Yo creo que ese propósito es servir a otros. Claro que yo disfruto el reconocimiento que recibo, se siente increíble, pero yo siempre he sido una persona muy consciente, muy empática y entregado mucho a las causas justas. Entonces, si yo puedo encontrar una manera, de recibir una remuneración personal y económica y al mismo tiempo dirigir eso a que otros reciban un beneficio, pues todos estamos ganando.
Mi propósito es popularizar el piano como tal, aquí en México, porque el piano se cree que es un instrumento de élite, pero para nada. Yo acá en Guadalajara tengo cursos gratuitos para niños y ellos están encantados componiendo su propia música. Y yo digo: bueno, uno como artista desea tener la atención y el reconocimiento, pero lo voy a usar para poder aportar un bien a los demás. Todos ganamos y empezamos a construir una mejor sociedad, aunque suene como el tópico, pero uno desde lo individual puede hacer mucho y si la gente está abierta y es así, pues vamos a ver hasta dónde topa.
